Juego on line: una adicción imparable

Desde la autorización de los locales de apuestas en 2008 y la del juego online en 2012 la expansión de este negocio está provocando un incremento de la ludopatía sin precedentes
Por Natalia L. Pevida 14 de diciembre de 2019
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Los diagnósticos de ludopatía son cada vez más frecuentes en los jóvenes españoles. Hace años, los casos eran anecdóticos. Pero ahora, los muchachos hasta llegan a la consulta en pandilla, reconocen los expertos. De ahí que la información en el hogar y el tratamiento adecuado de esta patología resulten fundamentales. Sin embargo, el entorno, lleno de anuncios y salas donde es fácil jugar y apostar, no ayuda. Por eso, también se multiplican las voces que reclaman un marco regulatorio que limite la libre apertura de establecimientos en las calles y los impactos publicitarios. En este reportaje abordamos el aumento de la ludopatía en nuestra sociedad y recogemos algunas pautas para prevenirla, detectarla y tratarla.

Bombardeo de anuncios, proliferación de salones y facilidad para jugar desde cualquier sitio las 24 horas. Según la memoria de 2018 de la Dirección General del Juego, el negocio de las apuestas alcanza el 3,1 % del PIB nacional y tiene una repercusión directa en las arcas públicas mediante la recaudación de impuestos. Unos datos que han ido creciendo desde la autorización de los locales de apuestas en 2008 y la del juego online en 2012.

El debate sobre la relación de este auge con el aumento de la ludopatía es cada vez más visible, así como la oposición a esta actividad por parte de las asociaciones vecinales y los colectivos de profesores de secundaria. Pero fuentes del sector mantienen que la prevalencia de la dependencia en España no ha variado desde los años setenta. Sin embargo, tanto psiquiatras y psicólogos de referencia como organizaciones de consumidores o la Federación de Jugadores Rehabilitados se muestran recelosos con dicha afirmación y aseguran que la expansión de la actividad está provocando un incremento de la ludopatía sin precedentes. Se trata de una patología reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y catalogada en el ‘Manual de la Asociación de Psiquiatría Americana’ (DSM-IV) como una “adicción sin sustancia” en la que se desencadena una pérdida de control de los impulsos con consecuencias graves en la vida de las personas.

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Imagen: Pexels

Ludópatas antes de los 18

La incitación por el premio aparece en edades cada vez más tempranas, tal y como señala una reciente investigación del Instituto de la Juventud (Injuve). “Hace algunos años, los casos de jóvenes ludópatas eran anecdóticos. Pero ahora el aumento es exponencial. Están llegando a consulta incluso en grupos de amigos”, comenta Guillermo Ponce Alfaro, psiquiatra experto en adicciones del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Además, los locales de apuestas son hoy en día un elemento propagador. “Aunque resulte paradójico, las webs de juegos de azar suelen tener restricciones efectivas para limitar la edad. Pero en los locales las normas de entrada son muy laxas, a pesar de que oficialmente difundan que no permiten la entrada a menores. Y recurren a todo tipo de estrategias para que estén el mayor tiempo posible: por ejemplo, se les invita o se les ofrece comida y bebida muy barata. A esto se le añade el elemento de refuerzo social de los grupos de amigos que acuden al local”, explica Ponce.

La falta de restricciones se hace notar en las llamadas “listas de prohibidos”, una medida nacida en 1977 y gestionada por el Ministerio de Hacienda y las comunidades autónomas para la inscripción voluntaria de los ludópatas en un registro confidencial que impedía su entrada a bingos y casinos. “Un mecanismo que siempre había sido muy eficaz para evitar recaídas en la prevención de dependencia a esta actividad, pero que ahora ya no existe con las nuevas casas de juegos”, aclara el doctor.

La proliferación de estos espacios en muchos barrios ha traído consigo la transformación de las tradicionales salas recreativas de arcades y billares en locales donde las cervezas tienen un precio menor de lo habitual y, en general, es frecuente poder disfrutar del fútbol de pago, gratis y en pantalla grande. Todo ello mientras se arriesga dinero en cientos de apuestas combinadas sobre competiciones en vivo o por disputar en cualquier punto del planeta, desde el fútbol hasta las carreras de galgos irlandesas. Además, las ofertas de las cadenas para probar suerte sin comprometer dinero convierten a las apuestas deportivas en una actividad muy diferente a las tradicionales quinielas.

De la diversión a la obsesión

Pero no todos los juegos de azar tienen la misma capacidad adictiva. La inmediatez de resultados, algo que no se da en las quinielas ni en la lotería, es lo que fundamenta la ludopatía. Es la misma razón que explica la adicción a las tragaperras. La espiral de pérdida de control es lo que la psiquiatría denomina “juego problemático”, situación en la que el individuo desarrolla una obsesión por conseguir dinero que va enredando el día a día y que, con frecuencia, se extiende pasada la mayoría de edad a otras modalidades, como plataformas de juego online, tragaperras, póquer o casinos. “Pierden el control de lo que gastan y se va generando un problema que se amplifica en las primeras experiencias laborales, cuando ya tienen más capacidad económica”, añade Ponce. Con la asfixia de las deudas entran en escena los prestamistas y las empresas de créditos rápidos. A este laberinto hay que sumarle un creciente y obsesivo sentimiento de culpabilidad y desesperanza por el deterioro de la situación económica familiar.

La reciente explosión e intensificación de los juegos de azar pone en evidencia la necesidad de campañas informativas para su prevención. El psiquiatra Guillermo Ponce destaca síntomas y consejos para saber actuar ante esta adicción.

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Imagen: besteonlinecasinos

Cómo prevenirla

  • Información. Las familias deben informar a sus hijos y advertir de los riesgos, como hacen con los temas de drogas. Esto es especialmente importante en entornos de aficionados a las competiciones deportivas, dado el vínculo de los impactos publicitarios en partidos y tertulias.
  • Evitar el “sesgo de conocimiento”. Es decir, la falsa percepción de que “saber de deporte” puede llevar a la victoria en los juegos de azar. El negocio de las apuestas se fundamenta en las pérdidas de los apostadores y conviene recordar que en España existen sentencias que prueban cómo algunas empresas imponen limitaciones a los jugadores cuando alcanzan cierto número de triunfos.

Cómo detectarla

  • Señales de la adicción. En personas adultas, los indicadores son los cambios de humor, la actitud huidiza hacia la familia, problemas de liquidez… En adolescentes y jóvenes, los cambios de humor son normales y no disponen de autonomía financiera, muchas veces no se gastan más de 5 euros al día porque es todo el dinero del que disponen, pero eso no significa que no exista un problema. “Si antes se encaprichaban de algún artículo concreto, como móviles o ropa deportiva, ahora van a pedir directamente el dinero a sus padres argumentando que quieren comprárselo ellos mismos”, profundiza Ponce.
  • Aparición de una llamativa tacañería. No prestan dinero a hermanos y piden cada vez más, restringen compras u ocio y venden sus posesiones por Wallapop. El psiquiatra del 12 de Octubre destaca, además, la importancia de hablar con los hijos sobre las actividades de ocio que realizan con amigos y de conocer a qué destinan el dinero que se les da.

Cómo tratarla

  • El primer paso. La ludopatía está asociada al estigma, lo que explica que solo un porcentaje muy pequeño de afectados busque rehabilitación. Pero no es cuestión de investigar centros por Internet ni tratamientos caros. Como explica el doctor Ponce, el primer paso debe ser acudir al médico de cabecera que, dependiendo de cada comunidad autónoma, lo derivará a una unidad de salud mental o a un área de adicciones.
  • Adónde acudir. A la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), que suelen estar disponibles prácticamente las 24 horas del día. También se puede asistir a sus reuniones como refuerzo de las consultas. “Los tratamientos funcionan bien en un amplio porcentaje de casos y no precisan ni internamientos ni limitaciones para trabajar, estudiar o llevar una vida familiar”, concluye el experto.
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