Hay periodos puntuales, como la maternidad o una excedencia laboral, en los que matrimonios o familias necesitan dotarse de liquidez. Los préstamos que les brindan financiación se pueden obtener bajo condiciones de contratación muy favorables. Sin embargo, en su mayoría, exigen a cambio vincularse con la entidad, ya sea a través de la domiciliación de la nómina o mediante la suscripción de un seguro.
Préstamos con bajos intereses y sin comisiones
Fuera de los créditos ideados para financiar la boda y el viaje de novios, no hay productos específicos para dotar de liquidez a un matrimonio, a pesar de los numerosos gastos que conlleva el inicio de la vida en común. Por tanto, los recién casados que deseen obtener un préstamo para amueblar su casa o sufragar un proyecto laboral deben acudir a los tradicionales créditos al consumo o personales. Otra opción son los créditos familiares, muy genéricos, que sirven para hacer frente a cualquiera de los innumerables gastos que debe abonar una pareja. Muchos de estos préstamos se pueden conseguir con mejores condiciones de contratación, con tipos de interés muy bajos y sin comisiones.
Permiten disponer de pequeños adelantos que alcanzan hasta 15.000 euros, aunque hay propuestas que rebasan ese límite. En ambos casos, sus plazos de amortización son muy amplios y varían desde seis meses a ocho años. La cara negativa es que la financiación solo se concede a cambio de vincularse con la entidad emisora del crédito, ya sea a través de domiciliaciones de nómina o de la suscripción de seguros.
Nacimiento, excedencia, familiares…
Maternidad y excedencia
Una primera opción está representada por las vías de financiación que tienen a la maternidad como principal objetivo. Entre otras entidades, Caja Ávila cuenta con el «Credinacimiento», una línea de financiación para la realización de compras relacionadas con la llegada del bebé: cuna, canastilla, bañera, grupo cero para el auto, ropa… Anticipa hasta 3.000 euros, con un interés fijo del 0%, un plazo de amortización que alcanza seis meses y sin comisiones. No obstante, para contratarlo, es imprescindible domiciliar la nómina y contratar un seguro de vida con la entidad.
Caja España tiene el «Anticipo de Ayuda por Maternidad», que presta a los padres 2.500 euros como máximo, sin intereses, gastos adicionales ni comisiones. Se puede obtener siempre que se tenga una cuenta abierta con la entidad. Sa Nostra, también para dotar de liquidez a los nuevos padres y ayudar a la conciliación de la vida familiar y laboral, brinda el «Préstamo Excedencia Maternal». En este caso, la cantidad adelantada es mayor, con un tope máximo de 45.000 euros, que se pueden devolver hasta en ocho años. El tipo de interés es fijo y es posible bonificarlo según la vinculación con la entidad. Este producto tampoco conlleva comisiones.
Familiares
También pueden servir para cubrir las necesidades de un matrimonio los préstamos que tienen a la familia como principal destinatario. Es el caso del Banco Sabadell, que en su oferta actual contempla el «Crédito Familiar» para afrontar gastos imprevistos. A través de este producto, se elige la forma de pagar que más convenga a sus titulares y hasta se permite no abonar nada durante los tres primeros meses. Se puede obtener un importe máximo de hasta 60.000 euros, con un plazo de amortización que se eleva hasta los ocho años y un tipo de interés medio del 10%. Aplica una comisión de apertura del 2%, con un mínimo de 50 euros.
De similares características es el «Préstamo Familiar» de la Caja de Ahorros de la Inmaculada, especializado en las celebraciones familiares; los hogares con más miembros pueden obtenerlo bajo condiciones preferentes. Presta hasta 18.000 euros, que se amortizan en seis años. Aplica un tipo de interés fijo, sin comisiones de amortización ni cancelación anticipada.
Otra fórmula para obtener financiación es la «Cuenta de Crédito Familiar», como la de Ibercaja, destinada sobre todo para cubrir gastos originados por diversas necesidades e imprevistos que puedan surgir en la vida cotidiana: cambio de electrodomésticos, derramas de la comunidad, gastos de maternidad…
Su mecánica es similar a la de otros productos de financiación del mercado: se paga una cuota mensual, calculada en función del dinero que se haya dispuesto, y se pueden realizar amortizaciones por el importe que deseen sus titulares. A medida que se amortice, aumentará el saldo disponible que se podrá volver a utilizar cuando surja otro imprevisto. Cabe la posibilidad de reducciones importantes en el tipo de interés. Permite dotarse de liquidez con hasta 15.000 euros y un periodo de devolución máximo de cinco años.
La mayoría de estos productos están pensados para los núcleos familiares tradicionales, pero también los hay para familias monoparentales, para divorciados y separados, entre otros.
No obstante, a excepción de los pequeños créditos de carácter social, las propuestas bancarias para inyectar capital a los bolsillos de estos destinatarios no son demasiado interesantes. En el mejor de los casos, reducen los tipos de interés entre medio punto porcentual y uno, con respecto a la oferta tradicional de préstamos. Sin embargo, se consigue ahorrar gracias a la exención de gastos administrativos o los de mantenimiento y las comisiones.