La citación en la Audiencia Nacional a los responsables de la joyería Tous por incluir materiales diferentes a metales preciosos en sus emblemáticos ositos, el posterior archivo de la causa y el recurso del denunciante han puesto en el punto de mira un tema que los consumidores quizás pasamos por alto: los derechos que nos asisten al comprar una joya. ¿Puede contener materiales que no sean metales preciosos? ¿Debe tener garantía? ¿Cómo defendernos en caso de que la joya no responda a lo que creíamos haber adquirido? Los expertos apuntan que, como cualquier bien mueble, las joyas cuentan con garantía legal que responde de los vicios de fabricación y que, además, deben pasar por un laboratorio oficial que contrasta el metal precioso y garantiza que la aleación cumple con la ley que viene señalada en la pieza.
¿Las joyas pueden tener material de relleno?
Pendientes, grandes piezas que de otra manera serían muy pesadas… «Las joyas pueden incluir otros materiales que no sean metales preciosos y, de hecho, los incluyen», indica José Carlos García Cumplido, asesor jurídico del Coxga (Colexio Profesional de Xoiaría, Ourivaría, Prataría, Reloxaría e Xemoloxía de Galicia – Colegio Profesional de Joyería, Orfebrería, Platería, Relojería y Gemología de Galicia). Eso sí, «se debería informar al consumidor que adquiere una pieza de cuál es la naturaleza de sus materiales», aseguran tanto los joyeros gallegos como Jesús Ángel Ruiz Mayoral, vicepresidente de la Asociación Española de Tasadores de Alhajas.
Siempre se debería informar al consumidor que adquiere una pieza de cuál es la naturaleza de sus materiales
Como explican desde el Coxga, piezas con metales preciosos hay muchas, «pero no todas se pueden denominar como oro o plata de ley». Por ejemplo, no es igual una pieza de un metal de ley que una pieza chapada, que, por definición, es una pieza de metal con una chapa de metal precioso. Su denominación es «metal chapado en plata, oro o platino o metal dorado, plateado o platinado». Otra técnica es el baño, que son piezas de metal u otro material objeto de un baño de metal precioso, que se deben denominar «metal dorado, platinado o plateado». Obviamente, «en ninguno de los dos casos se puede vender como si fuera oro, plata o platino de ley», puntualizan los joyeros gallegos.
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Asimismo, el vicepresidente de los tasadores de alhajas añade que puede realizarse una joya con la técnica del electroforming (por la que se van adhiriendo capas de metales preciosos a una pieza de resina o plástico), y que es completamente legal. Pero, tras hacerlo, «debería eliminarse esta pieza interior de resina, además de advertir al comprador del peso real del metal precioso que contiene la joya».
Qué garantías tienes al comprar una joya
Un anillo, pendientes, un colgante… Al adquirir joyas de oro y plata debes saber que las piezas de joyería se comercializan como cualquier otro bien mueble, es decir, «con una garantía legal de conformidad (que responde de los vicios de fabricación) y, en su caso, con una garantía comercial», señala García Cumplido. Esta última cubre lo que señale el fabricante en la misma.
Pero, al margen de estas garantías legales, ¿cómo te asegura un fabricante que lo que compras tiene valor? Las piezas deben haber pasado por un laboratorio oficial que contrasta el metal precioso y garantiza que la aleación cumple con la ley (proporción en peso en que el metal precioso puro se encuentra en una aleación) que está especificada en el punzonado.
Si no hay punzón de garantía, la pieza no cumple con la ley que se exige para comercializarla como metal precioso
Todos los objetos que contienen este punzón de garantía de un laboratorio oficial de contraste cumplen con la ley que consta en ellos. Si no hay punzón de garantía, es porque la pieza no tiene la ley que necesita para ser comercializada como fabricada con metal precioso. Y si llevan contraste y se verificase en algún momento que su pureza no es tal, «el responsable sería el laboratorio que lo ha certificado así». Si las piezas no se pueden comercializar como metal precioso, «deben llevar el etiquetado pertinente que indique si es chapado, dorado, bañado, etc.», comenta García Cumplido.
Un apunte más: conviene tener cuidado, ya que las piezas fabricadas con metales preciosos que no dispongan de los contrastes de origen y garantía son de comercio ilícito.
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Cómo reclamar por una joya defectuosa
Si has comprado una joya y quieres reclamar ante la tienda o el fabricante, puedes hacerlo. Para ello tienes que disponer de la factura de la compra, «que deberá contener una descripción del objeto comprado y su composición», aclara García Cumplido.
¿Dónde y cómo se puede reclamar? Como sucede en cualquier reclamación de un bien o servicio, lo primero que debes hacer es exponer la cuestión ante el vendedor o fabricante. Si no te satisface su respuesta (o has comprobado que la pieza no tiene la ley que consta en ella), debes «reclamar en Consumo«, indican desde Coxga. Esto puede hacerse ante las OMIC (Oficinas Municipales de Información al Consumidor) o en las oficinas de cada comunidad autónoma que gestionan las denuncias de los consumidores. Si la situación se encona o tienes sospecha de fraude, «puedes también reclamar en el juzgado«.
Cómo puedo saber si mi joya es buena
No es lo habitual, pero a veces nos pueden dar «gato por liebre». ¿Es sencillo reconocerlo? Lo cierto es que no, confiesa Jesús Ángel Ruiz Mayoral. El vicepresidente de la Asociación Española de Tasadores de Alhajas añade que «no es obligatorio emitir un certificado ni especificar la composición, como por ejemplo sucede en las etiquetas de la ropa…». Es decir, si bien detallar y garantizar la composición es lo deseable, el fabricante no está obligado a hacerlo.
¿Qué hacer entonces en caso de duda? Tanto Ruiz como el asesor del Colexio Profesional de Xoiaría, Ourivaría, Prataría, Reloxaría e Xemoloxía de Galicia coinciden en señalar que, en caso de sospecha, «el consumidor puede llevar la pieza a un tasador, someterla a un control de contraste«, para evaluar la composición de la aleación o la naturaleza y calidad de una piedra, siguiendo un procedimiento que garantice la custodia de la pieza. Conseguir el certificado de un tasador no es muy caro, pero en el caso de joyas de poco valor hay que ponderar si compensa, pues puede costar más el certificado que la pieza.