El consumo de juguetes crece cada año y Navidad es la época perfecta para ello. Los jugueteros aseguran que sólo en este periodo los españoles gastarán 825 millones de euros en regalos: entre 25 y 125 euros por cada hijo o hija, en función de la economía familiar. La clave está en saber administrar bien esta cantidad y recordar que una buena lista, independientemente de la que escriban los pequeños, debe incluir juegos de mesa, de carácter imaginativo y de actividades manuales, libros, pinturas y un instrumento musical. Todo ello, eso sí, adaptado a los gustos e inquietudes de los niños y no de los padres. La máxima es que el juguete sirva para jugar. “Todo lo demás, no es un juguete”, aseguran los psicólogos.
Elegir el mejor regalo
A lo largo de este año, el consumo de juguetes ha crecido un 8% con respecto a 2005 y se estima que esta Navidad los españoles se gastarán 825 millones de euros en regalos: entre 25 y 125 euros por niño, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). Sólo en esta época de fiestas se venderá el 75% del total de juguetes que se venden en un año. Películas clásicas de animación y fantasía, estrenos cinematográficos recientes, cómics, productos bajo licencia deportiva y de programas de televisión (el 27% de los juguetes vendidos en 2005 fueron licencias), serán las “estrellas” del mercado, junto con una que no falla nunca y que ocupa el primer lugar: el juguete clásico, pero mejorado con las nuevas tecnologías. Didácticos, divertidos y/o para compartir, la mayoría de los juegos y juguetes cuentan con aplicaciones electrónicas, chips y sensores que consiguen crear unos productos casi reales, como muñecos que imitan el llanto de un bebé o coches de carreras que circulan a gran velocidad por circuitos trepidantes. La oferta es tan amplia que parece difícil decidirse. “La clave es sencilla: los padres deben observar a sus hijos, dedicar un tiempo a esta tarea, ponerse en su lugar y tener su punto de vista, porque así será más fácil acertar”, explica el catedrático de psicología evolutiva y de la educación de la Universidad Autónoma de Madrid, José Luis Linaza.
Conseguir dejar con la boca abierta a pequeños y pequeñas es uno de los principales objetivos de los padres y madres. La exigencia es cada vez mayor en la elección del regalo, hasta el punto de que los menores reconocen el juguete que quieren “con nombre y apellidos”. “Saben la marca concreta que desean porque la publicidad tiene una enorme influencia y su capacidad crítica es menor que la de los adultos. Por eso es muy importante demostrarles lo que es evidente: que el juego es para disfrutarlo y que, en muchas ocasiones, jugando con los padres o con los hermanos descubren que, efectivamente, es un buen juguete, y si es un buen juguete, al final les da lo mismo que sea de marca conocida o no. Lo mismo que ocurre con la ropa, que al final lo importante es que nos sea confortable y útil”, expone Linaza. Lo fundamental de un juguete es que sirva para jugar. “Si el niño no puede disfrutar, entonces no es un juguete. Es otra cosa, un objeto de coleccionista o un índice de estatus, pero no un juguete”, agrega.
Según un estudio realizado entre 1997 y 2002 por la Unión de Consumidores de España (UCA-UCE), en colaboración con la Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales, en la mayoría de las familias españolas (66%) los niños reciben regalos tanto el día de Navidad como el de Reyes. Incluso el 61% de los padres cree que sus hijos tienen “más juguetes y regalos de lo conveniente”, el 42 % opina que reciben “una cantidad adecuada de juguetes y regalos” y sólo el 2% cree que tienen menos regalos y juguetes de lo que sería recomendable. Respecto a lo que más influye en la elección de los niños y niñas, los resultados reflejaron que, en opinión de los padres y madres, las preferencias están motivadas por los escaparates y la publicidad (47%), lo que ven en la televisión (42%), sus amigos y lo que ven que tienen otros niños (24%) y los consejos y sugerencias de sus padres y otros adultos (19%).
Precisamente, los mayores suelen estar empeñados en regalar juguetes didácticos porque piensan que estimulan la inteligencia. Sin embargo, para José Luis Linaza, “un juego es un juguete porque sirve para jugar y, a veces, los denominados juguetes didácticos tienen mucho de didácticos pero poco de juguete”. “La inteligencia la desarrollamos todos los seres humanos en la medida en que nos tenemos que enfrentar a una serie de problemas complejos, de relaciones con otros seres humanos, de manipulación de objetos físicos. No hay que estar obsesionados por desarrollar la inteligencia, porque la inteligencia se desarrolla también en contextos de juego como el ajedrez o el parchís, en los que el niño no piensa que está desarrollando la inteligencia, pero lo hace. Un padre o una madre que regala en función de sus gustos y no de los de sus hijos está cumpliendo mal con esa función del regalo, porque se está fijando en su propio deseo más que en el de su hijo”, precisa.
Consejos para acertar con la compra
En ocasiones, las listas de regalos de los niños simulan auténticos catálogos de juguetes, lo que dificulta aún más la labor de elección de los padres. Para ellos, el psicólogo y presidente de la Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales, Javier Garcés, ha elaborado una lista con doce ‘Consejos para que los Reyes Magos y Papá Noel acierten en la compra de regalos a los niños’:
- 1. Conocer cuáles son los juguetes más apropiados para cada edad: no comprar a los niños muy pequeños juguetes pensados para otros niños más mayores.
- 2. Dosificar los regalos a lo largo del año. Los niños se ilusionan mucho al principio por todos los juguetes, pero después sólo prestan atención a uno o dos.
- 3. Aprovechar las distintas festividades navideñas y de Reyes para entregar los regalos paulatinamente y permitir así que los niños los vayan asimilando.
- 4. Advertir previamente a los niños cómo es realmente el juguete que esperan para evitar las frustraciones y decepciones.
- 5. Siempre debe haber un adulto que, además de su papel de Rey Mago, ejerza de ‘organizador’ de los otros Reyes para que el niño reciba regalos distintos y adecuados.
- 6. Los juguetes deben servir para que el niño juegue y desarrolle su imaginación, no para que contemple pasivamente las “gracias” que el juguete sabe hacer solo.
- 7. Escoger el regalo de acuerdo a las características psicológicas de los menores. A los niños retraídos les son muy útiles los juegos que animan a la participación con otros niños. A los hiperactivos, regalos que animen a una utilización provechosa del exceso de energías, como construcciones o aparatos musicales sencillos.
- 8. No hacer ni decir nada que pueda fomentar la envidia o la comparación con los regalos que reciben los amigos o compañeros.
- 9. Negarse radicalmente a regalar un juguete que se considere sexista o bélico, sólo servirá para fomentar su interés por ellos.
- 10. Combinar los juguetes ‘de capricho’ con otros más didácticos. Lo ideal sería que todos los niños pudieran disponer de un juego que permita la interacción con otros niños o adultos (parchís u otros juegos de mesa); un juego de carácter imaginativo, que permita la actividad individual de tipo manual (construcciones o mecanos); libros o cuentos adecuados, aunque aparentemente el niño no les preste tanta atención o no figuren en su carta; algún conjunto de pintura o dibujo (lápices y acuarelas) para el desarrollo de aptitudes; y algún instrumento musical adecuado a sus capacidades y edad. Estos dos últimos regalos son interesantes, aunque los pequeños no parezcan especialmente dotados para la pintura o la música.
- 11. Los niños deben saber que los juguetes tienen un precio y las disponibilidades económicas, un límite. Hay que evitar que se conviertan en unos “consumistas irracionales y caprichosos”.
- 12. Los adultos no deben utilizar como pretexto a los niños para comprarse juguetes a sí mismos, sobre todo, si estos juguetes no son adecuados para su edad. Si un padre ha deseado siempre tener un ‘scalextric’, no debe engañarse y decir que lo compra para su hijo.
Un último consejo: si se conocen las preferencias de los niños con antelación, se puede aprovechar para visitar varios comercios y comparar precios. Un estudio de la Asociación Valencia de Consumidores y Usuarios (AVACU) constata que la diferencia en el coste de una tienda a otra puede alcanzar hasta 45 euros en un mismo producto. En general, sitúa estas diferencias en una media de 10,6 euros, aunque si se busca bien, el ahorro puede ser mayor. También es interesante preguntar si se admite la posibilidad de devolver o cambiar el juguete y si puede hacerse después del seis de enero. “Esto es importante concretarlo si se van a adelantar las compras, ya que en alguna tienda tan sólo se ofrece esta posibilidad en compras realizadas a partir del 1 de diciembre, por lo que es importante comprobar el buen estado del juguete antes de la festividad de Reyes, para poder así cambiarlo en caso de ser necesario con el ticket de compra”, advierten desde AVACU.
Un juguete para cada edad
La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) describe a los padres como “uno de los agentes que más influye en el desarrollo personal del niño”, al que, a su vez, reconoce “más limitado que los adultos” para decidir sobre las compras. Esto significa que, por mucho que los pequeños escriban la lista, los mayores son los que tienen la última palabra. La publicidad puede crear unas necesidades, pero cada edad tiene las suyas propias y conviene que los padres las conozcan. “El regalo debe estar pensado desde la perspectiva del destinatario, hay que tener en cuenta ‘a quién se regala’, que es a los niños y niñas”, precisa José Luis Linaza. La compra de un juguete debe ser una decisión meditada, reflexionada, no una compra a la ligera por el simple hecho de que los zapatos no amanezcan vacíos la mañana de Reyes. Según la AEFJ, a la hora de comprar un juguete hay que tener en cuenta: las necesidades y preferencias del niño, su nivel de evolución, su madurez intelectual o las capacidades que debe potenciar. En este sentido, realiza la siguiente clasificación:
Juguetes | |
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De 0 a 6 meses | Móviles de cuna, sonajeros de colores, muñecos de goma, elementos con sonido, mordedores para los dientes, alfombras de tela con actividades para el niño, peluches. |
De 7 a 12 meses | Móviles, pelotas, juguetes sonoros, para el agua y con contraste de colores, andadores y balancines, centros de actividades con elementos para manipular con sonidos y texturas. |
De 13 a 18 meses | Muñecos de trapo, de goma o de felpa, juguetes con diferentes texturas y contrastes de colores, construcciones y cubos para encajar y apilar, bicicletas de tres o cuatro ruedas y cochecitos, centros de actividades. |
De 19 a 24 meses | Coches, columpios, bicicletas, pizarras, pinturas, musicales, muñecas, animalitos. |
De 2 a 3 años | Triciclos, coches, palas, cubos, construcciones, puzzles, instrumentos musicales, plastilina, pinturas, muñecas, vestidos, cunas, cochecitos, sillitas, teléfonos de juguete. |
De 3 a 5 años | Patines, triciclos, bicicletas, camiones, puzzles, mecanos, pizarras, magnetófonos, cuentos, marionetas, muñecos con accesorios o articulados, disfraces, casas de muñecas, juegos de mesa. |
De 6 a 8 años | Balones, carretillas, bicicletas, equipos de deporte, monopatín, cometas, juegos manuales, trenes, coches teledirigidos, juegos de preguntas y respuestas, de memoria, juegos de cartas, futbolines, billares, juegos de experimentos, microscopios, cromos. |
De 9 a 11 años | Complementos deportivos, bicicletas, monopatines, mecanos de metal, construcciones complejas, maquetas, juegos manuales, juegos de estrategia y reflexión, juegos de sociedad, juegos audiovisuales, electrónicos y de experimentos más complicados. |
Un regalo obligatorio, con el que siempre se acierta y que además contribuye a la educación de los pequeños es un libro. Cada vez es más frecuente encontrar en el mercado libros de tela lavables, con colores vivos para que el bebé los distinga. Estos primeros libros no tienen por qué contar historias, sino que basta con que enseñen palabras o, simplemente, dibujos. “Lo ideal sería que niños y niñas pudieran disfrutar de la lectura como disfrutan de los juegos, ése es el objetivo: descubrir que la literatura abre a muchos mundos y ayuda a entender el propio, tener en cuenta que permite espacios de ficción, como el juego”, destaca José Luis Linaza, para quien la literatura tiene mucho de lúdico. “Lo más adecuado es que estuviera vinculada a un espacio de placer y disfrute, y no al esfuerzo que supone el trabajo escolar. Ése es el desafío, que el libro sea lo más parecido a un juguete y no a una herramienta de trabajo”, completa.
Otro apartado especial es el que precisan los videojuegos y las minimotos, dos productos que cada vez están más de moda y sobe los que no se puede bajar la guardia. En el primer caso, cuando se quiere regalar un videojuego hay que tener en cuenta la edad del niño, para discernir si el contenido es adecuado o no; evitar aquellos videojuegos con marcado carácter violento, sexista o discriminatorio, que puedan influir negativamente en el desarrollo del pequeño; y decantarse por los que permitan jugar a varias personas para evitar que el niño juegue solo, según AVACU. Respecto a las minimotos, el Instituto Nacional de Consumo (INC) y el Ministerio de Sanidad y Consumo emitieron el pasado año un informe en el que se explicaban las diferencias entre minimotos eléctricas de juguete, minimotos deportivas y motos pequeñas. Es importante distinguir entre un tipo y otro porque los dos últimos pueden funcionar con gasolina y motor de combustión, lo que las convierte en vehículos, más que juguetes, e impide que sean utilizadas por menores de 14 años.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), David Ortega insiste en que las minimotos no son juguetes, aunque se comercialicen como tales, y recuerda que la normativa vigente en España recoge que las minimotos catalogadas como juguetes son aquellas que se comercializan en establecimientos especializados de juguetes o en departamentos de juguetes de grandes almacenes. “Es decir -continúa-, una minimoto que funciona con gasolina y que puede alcanzar determinadas velocidades no es un juguete. El problema es que actualmente están proliferando, de nuevo, las minimotos que vienen de China, de marcas desconocidas y sin las indicaciones de seguridad necesarias, y se están comercializando como juguetes, cuando es posible que no lo sean”.
Garantizar la seguridad
La seguridad es un requisito imprescindible para cualquier juguete. Los fabricantes deben garantizarla y el consumidor confirmarla a partir de varios elementos. El primero de ellos es el marcado ‘CE’, que supone que el juguete cumple con unos requisitos de calidad. El problema, según Ortega, “es que es el propio fabricante el que imprime este sello en el producto, no hay ninguna autoridad independiente que verifique si se cumplen los requisitos”. Incluso, asegura que se han detectado juguetes que llevan la marca CE, pero no cumplen con los parámetros básicos de calidad, por lo que anima a tener cautela ante determinados juguetes “sospechosos”, aunque lleven este indicativo. “A veces, la marca CE más que ayudar tiene el efecto contrario”, lamenta.
Por otro lado, se considera a la marca como sinónimo de calidad, hasta el punto de que, explica Ortega, “las mayores incidencias en materia de seguridad física y mecánica se encuentran en aquellos productos de marcas desconocidas que, en principio, se pueden encontrar en tiendas ‘Todo a cien’ o aquellas que venden productos importados”. El tercer elemento a tener en cuenta es la toxicidad, ya que en su afán por descubrir el mundo, los niños pequeños suelen llevarse a la boca cualquier objeto a su alcance, lo que obliga a tener cuidado con las pilas y los adornos de los juguetes. En España, el Centro de Investigación y Control de la Calidad (CICC), dependiente del Instituto Nacional del Consumo, cuenta con laboratorios en los que se comprueba que los juguetes y los artículos de puericultura cumplen todos los requisitos exigidos en materia de calidad, a fin de evitar que lleguen a los niños productos inseguros, especialmente en épocas navideñas. Desde enero hasta noviembre de 2006, el INC ha notificado 389 productos que no cumplen la normativa. Junto a este organismo, España está adherida al Sistema de Intercambio Rápido de Información (Red de Alerta), a través del cual todos los países miembros de la Unión Europea comunican aquellos productos detectados en el mercado interior que pueden suponer riesgos para el consumidor.
El estudio ‘Con la seguridad no se juega’, realizado por la OCU en 2004 y que analizó 120 juguetes de venta en toda Europa, concluyó que 26 de esos juguetes merecían la calificación de ‘inseguros’ y otros dos presentaban defectos en el etiquetado que podría dar lugar a un mal uso. En este sentido, la Directiva Europea sobre seguridad de juguetes, que fue incorporada a la legislación española mediante el Real Decreto 880/1990, de 29 de junio, exige que en el etiquetado se incluya la marca CE, el nombre y dirección del fabricante y del importador, la edad para la que está recomendado el juguete, con una advertencia especial si contiene piezas pequeñas y no es apto para menores de 36 meses, y el consejo: ‘Lea y conserve estas instrucciones’, junto con las advertencias que sean necesarias. Hay que asegurarse de que toda esta información aparece en un idioma que los padres entienden, ya que puede ocurrir que aparezca sólo en inglés. Si es así y los padres no entienden el contenido de la etiqueta, es conveniente que pidan a alguien que se lo traduzca.