La incorporación de los coches eléctricos a la circulación es aún lenta, pero algunas compañías de seguros ya han lanzado al mercado pólizas específicas que no se diferencian apenas de las pólizas tradicionales. Aunque hoy solo contemplan el seguro obligatorio, los especialistas del sector creen que en el futuro se podrían abaratar las primas, ya que la conducción de uno de estos coches implica un menor riesgo.
Pólizas ad hoc, a precios más caros
La autonomía de los coches eléctricos (que hoy ronda los 150 km), su precio -que duplica el de un auto convencional-, el tiempo de recarga de las baterías, la duración de estas últimas y su coste son los factores que frenan su despegue definitivo en Europa. Los seguros tampoco parecen aportar ventajas comparativas que inclinen la balanza por este tipo de automoción ecológica, ya que su precio -factor principal- no se diferencia demasiado del de un vehículo convencional.
Las pólizas específicas incluyen hasta ahora el seguro obligatorio, a ocupantes, lunas y asistencia en carretera
Las pólizas de seguros específicas para coches eléctricos son incipientes en nuestro país, y solo unas pocas compañías las ofrecen. Con todo, es la evolución del mercado -lenta si se toma como parámetro las proyecciones de hace unos pocos años atrás- la que impulsa la paulatina adaptación del mercado de seguros a este tipo de automóviles. En 2012, solo en el primer trimestre las ventas crecieron más de un 40% respecto del año anterior, alcanzando una matriculación de 115 unidades, según datos del Instituto de Estudios de Automoción (IEA).
El crecimiento es sostenido, si se considera que durante 2011 las matriculaciones de automóviles eléctricos (375 unidades) subieron cinco veces más que en 2010.
Con el nombre de Seguro de Automóvil para Vehículos Eléctricos, la nueva póliza ofrece, además de las coberturas tradicionales para los coches comunes, asistencia desde el kilómetro 0, asistencia en carretera, sustitución de neumáticos pinchados y soporte por fallo en la batería, entre otros.
Los precios de estos nuevos productos no varían respecto de los tradicionales. Así, el seguro de un Renault Fluence ZE, que se comercializa por unos 20.000 euros, es de alrededor de 390 euros, lo mismo que cuesta el de un híbrido Toyota Prius. Estos importes son para un seguro de circulación obligatorio, más específicamente el de una póliza contra terceros completo.
Sin duda, el precio de las unidades explica que la cotización del seguro sea tan alta, compensando las ventajas «de menor riesgo» que implica la conducción de un vehículo eléctrico. Y es que en algunas marcas los valores de mercado de los eléctricos duplican los de su análogo de gasolina. Por ejemplo, un Citrôen C-Zero cuesta alrededor 23.500 euros; mientras que el C1, el más cercano de la marca por tamaño y diseño, vale en su versión más completa unos 11.000 euros. De todas maneras, los factores de menor riesgo en la conducción no parecen considerarse en el diseño de las nuevas coberturas.
Riesgos específicos incluidos
Las pólizas específicas incluyen hasta ahora el seguro obligatorio, a ocupantes, lunas y asistencia en carretera, con algunos agregados ad hoc que también pueden estar presentes en los seguros de coches convencionales.
- Por un lado, la asistencia desde el Km 0 es importante si se considera la escasa autonomía de un eléctrico (entre 120 y 200 kilómetros según el modelo) y los pocos puntos de recarga con que cuentan las ciudades. De esta manera, la cobertura desde el Km 0 garantiza asistencia ante cualquier emergencia a uno pocos kilómetros de distancia del domicilio (algunas compañías la brindan a no menos de 25 km de distancia).
- De igual modo será necesario asegurarse de cuántas asistencias máximas al año incluye la prima.
Otra de las coberturas específicas contemplada es el soporte por fallo en las baterías, componente fundamental de los coches eléctricos y que hasta el momento representa más del 50% del costo total de fabricación del vehículo.
Menor riesgo, pendiente
La velocidad (entre 100 y 150 km por hora) y el menor tiempo potencial de funcionamiento (seis horas de carga de mínima es lo que necesitan) son factores que a todas luces reducen el riesgo de conducción de un coche eléctrico en comparación con uno convencional. Sin embargo, no parecen ser contemplados aún en las pólizas específicas, a juzgar por su precio, similar al de un coche convencional.
Lo esperable es que, a medida que la circulación de coches eléctricos se incremente, las compañías busquen hacer la diferencia por esta vía para lograr competir en el mercado.
Esto impondrá una variable diferencial importante en el cálculo de las primas, derivada sobre todo del factor de menor riesgo que comporta una velocidad media menor. Esta característica tendría un impacto más notorio en las pólizas de seguro destinadas a los jóvenes, donde los precios de las primas son abusivos en muchos casos.