Tras decretarse el estado de alarma para intentar evitar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, el miedo a la incertidumbre y al desabastecimiento provocó que los ciudadanos hicieran compras compulsivas de víveres con los que llenar al máximo sus despensas, frigoríficos y congeladores. Entre los alimentos frescos más demandados durante esa primera semana figuraban la carne (70 %), las frutas (41 %), las verduras (51 %), pescado (33 %), huevos (70 %) y pan (30 %). Pero también otros productos tuvieron su protagonismo en nuestro consumo durante el confinamiento. Analizamos ambos fenómenos y damos algunos consejos para no caer en compras irracionales.
La validación social en nuestras compras
La ansiedad, el temor a la escasez y el efecto repetición son tres factores que explican la compra compulsiva e irracional de productos muy recurrentes. “Somos animales sociales, hacemos lo que vemos que hacen los otros aunque no sepamos por qué. Cuando no hay una norma social escrita, nos sirve como patrón de conducta lo que hacen los demás. ‘Los demás compran papel higiénico, pues yo también’. Es lo que se llama validación social”, explica el experto en Psicología del Consumo Albert Vinyals.
Para evitar caer en esta norma, hay que intentar ser coherentes, no precipitarse ni dejarse llevar por los comportamientos de los que nos rodean. “Hemos de dejar que ?uya nuestro lado más racional. Muchas veces es complicado, pero no debemos dejarnos arrastrar por el miedo ni por ese primer impulso”, argumenta el psicólogo.
Más consejos para no caer en compras irracionales
- Revisa bien la despensa antes de salir de compras al supermercado. Te ahorrarás una compra innecesaria.
- Haz una lista con los productos que quieres comprar y cíñete a ella. Lo mejor es tener claro desde el principio qué necesitas y qué no. Además, no puedes permanecer mucho tiempo en el establecimiento, por seguridad.
- Controla tus impulsos y re?exiona antes de comprar. Muchas veces, el impulso está asociado al acto de la compra. Por eso hay que ser racional y no dejarse llevar.
- Analiza si el precio es razonable, si necesitas el producto o si, simplemente, es un capricho que, además, puede pasar factura a tu economía doméstica. Además, al pagar obligatoriamente con tarjeta (hacerlo en efectivo está desaconsejado por higiene y para evitar contagios), es necesario vigilar más los gastos.
La caña y el vermú se quedan en casa
El aumento de la demanda de alcohol en los supermercados ha sido otro fenómeno de la cuarentena. Según datos de la revista especializada Inforetail, la venta de cerveza ha crecido cerca del 80 % desde la tercera semana del con?namiento. También se han disparado la de vino (62,7 %) y las de otras bebidas alcohólicas (36,58 %), aceitunas (93,82 %), patatas fritas (87,13 %), chocolate (79 %) y anchoas (60 %). “En momentos de crisis, la cerveza está siempre entre los 10 productos más vendidos”, constata el psicólogo Albert Vinyals.
Durante el con?namiento, al estar los bares, pubs y restaurantes cerrados, el consumo de alcohol se ha trasladado a los domicilios. “La gente se da cuenta de que va a estar un buen tiempo sin salir de casa, se adapta a la situación y ese aperitivo que te tomas el ?n de semana en una terraza o al salir de trabajar, lo trasladas al sofá”, señala este experto.
La socióloga Ana Fondón apunta otra idea: “Consumir alcohol o tomar un aperitivo es una válvula de escape en momentos de tensión. Al ?nal del día, te apetece evadirte para desconectar de la rutina repetitiva”. En de?nitiva, un mecanismo de autoprotección para combatir la adversidad.