El trabajo y el estrés mantienen una relación muy estrecha, tan próxima que para muchas personas resulta difícil pensar en una cosa sin la otra. Pero casi nunca se menciona que un empleo puede ser tan agobiante como la ausencia de él. En efecto, la búsqueda de trabajo exige tiempo, dedicación y esfuerzo, pero si además es infructuosa, causa un importante desgaste emocional. Esta dinámica se agrava con la actual crisis económica, que ya arroja un índice de desempleo superior al 20% y que estrenará el año 2011 con millones de españoles en el paro. La pregunta, ante todo, es qué hacer. Si el país atraviesa una coyuntura con abundante mano de obra y escasez de puestos de trabajo, ¿dónde y cómo hay que buscar ocupación? ¿Qué canales y qué métodos resultan más eficaces? Las nuevas tecnologías e Internet son las principales vías para encontrar un empleo.
Buscar empleo en la Red
El método tradicional -rastrear ofertas en los anuncios clasificados de los periódicos con un bolígrafo- cede terreno a otras vías más inmediatas y prácticas que combinan de un modo óptimo la relación de oferta y demanda, y que permiten realizar una búsqueda mucho más ajustada al perfil del candidato y sus expectativas. Por ello, Internet es la clave, ya que en estos momentos numerosos portales de empleo utilizan ese doble modelo:
- El registro de empresas con puestos vacantes.
- Una base de datos de personas con necesidad de trabajar.
El sistema es similar al de una bolsa de trabajo, con la particularidad de que la pesquisa es de ida y vuelta. Las empresas pueden buscar candidatos y viceversa. A su vez, los portales de empleo (que son de alcance estatal) permiten que la persona elija ofertas mediante filtros muy útiles, como la provincia, el sector de actividad, la titulación exigida o el sueldo estimado. El mismo patrón sirve para las empresas, que pueden iniciar una búsqueda sin lanzar una oferta pública y escoger las características de su trabajador idóneo.
De media, cada uno de los tres portales más visitados de España cuenta con tres millones de candidatos y sesenta mil ofertas de empleo desglosadas por ramas de actividad, lugar de la oferta y fecha. Permiten que el candidato seleccione sus áreas de interés para recibir después en su correo electrónico información sobre las vacantes más recientes que se ajusten a sus criterios.
Al enviar su solicitud, el aspirante puede ver la cantidad de personas que también se han presentado y, en algunos casos, hasta hacer un seguimiento de la selección y conocer si su petición ya ha sido vista por la empresa, si aún está pendiente de revisión, si ha pasado a una siguiente fase o si ha sido descartada.
Internet permite realizar una búsqueda mucho más ajustada al perfil del candidato y sus expectativas
Los portales de empleo están gestionados por especialistas en recursos humanos y aúnan los métodos de las seleccionadoras de personal con los avances tecnológicos. Algunos, incluso, dan un paso más allá y se introducen en el mercado editorial para ofrecer libros y guías de orientación profesional, académica y laboral. No obstante, estos portales, por funcionar en un contexto digital e informatizado, ya tienen su propio filtro de selección. Los candidatos que se presentan son personas que, como mínimo, saben manejar un ordenador. De ahí que los empleos allí ofrecidos requieran una cierta preparación técnica y profesional de los postulantes.
De lo oficial a lo casual
Pese a que los portales de selección on line han experimentado un auge notable en el último lustro, no son el único método que ofrece Internet (ni Internet es la única vía). Sin salir de la web, muchas empresas españolas y multinacionales cuentan con una página propia de recursos humanos y brindan la posibilidad de inscribirse con total libertad tanto a las vacantes concretas del momento como a la bolsa de trabajo. Las grandes firmas comerciales incluyen en sus páginas el enlace “trabaja con nosotros”, que conduce a un formulario en el que cualquiera puede volcar sus datos personales y profesionales con la esperanza de acceder a un puesto.
Las páginas web empresariales e institucionales, al igual que los portales de selección, son la vía más seria (o formal) para buscar trabajo en Internet. No obstante, es preciso mencionar otras aplicaciones on line que, en origen, tenían una finalidad lúdica, de ocio o de vinculación social, y que poco a poco se han convertido también en un canal más distendido o informal para buscar y encontrar empleo. Redes sociales como Facebook -que nacieron para mantener en contacto a las personas con sus amigos y viejos conocidos a pesar de las distancias geográficas- son hoy un vertiginoso cauce de publicidad, anuncios y, también, relaciones laborales.
Los profesionales liberales o quienes trabajan en diseño, fotografía, creación de software y textos, encuentran en estas redes un terreno fértil donde promocionar sus habilidades y servicios. Lo mismo puede decirse de proyectos de colaboración internacional.
Tan útiles resultan estas redes que, en la actualidad, hay varias orientadas exclusivamente al plano profesional. Es el caso de Xing, entre otras, que conectan profesionales o permiten que se recomienden entre conocidos. Similar al tradicional “boca a boca”, pero en formato digital y con un campo de acción mucho más amplio que un barrio, una ciudad, una universidad o un único país. En términos generales, sea a través de portales de empleo o redes alternativas, la búsqueda de trabajo en Internet permite ahorrar tiempo, energía y costes, además de potenciar la solicitud con elementos audiovisuales que resulten más atractivos al destinatario.
La búsqueda sin módem
Resulta evidente que la expansión de Internet ha provocado grandes cambios en la sociedad, en el modo de trabajar e, incluso, en la manera de buscar trabajo. No obstante, todavía hoy funciona la búsqueda a pie de calle, sin módem ni bytes. Al margen de sus páginas web, muchas cadenas comerciales y empresas cuentan con formularios o “buzones” permanentes donde se recogen las solicitudes de los aspirantes a formar parte de sus plantillas. No solo las firmas ofrecen puestos de trabajo, sino que algunas personas proponen servicios y, en este punto, la creatividad es ilimitada.
En general, cualquier sitio sirve para promocionar las aptitudes laborales, desde los buzones de las viviendas -uno de los lugares favoritos para los trabajadores autónomos de servicios técnicos-, hasta los tablones de anuncios de los gimnasios, locutorios y establecimientos comerciales. Es más, el propio mobiliario urbano sirve a menudo de soporte para anunciarse. Basta con observar las farolas, las paredes, los canalones de desagüe de los edificios, las paradas de autobuses, los bancos públicos y hasta los árboles para encontrar en ellos modestos anuncios caseros que exponen el servicio ofrecido y, a continuación, un número de teléfono.
Farolas, paradas de autobuses, bancos y árboles son soportes habituales de anuncios para buscar trabajo
En este tipo de anuncios no se encuentran, en general, profesionales con formación universitaria, sino que se registran tareas poco cualificadas o circunscritas al ámbito doméstico, como la limpieza, la jardinería, el servicio de canguro o el cuidado de ancianos. De todas maneras, para este tipo de trabajos, los pequeños carteles diseminados por el barrio, al alcance de los potenciales empleadores, resultan en ocasiones más efectivos que los anuncios publicados en periódicos específicos de demanda y oferta de empleo. Si se observan con atención las secciones de avisos clasificados de diferentes periódicos, es posible trazar algunas constantes.
Más allá de las “ofertas trampa” (que remiten a teléfonos de pago o a cursos), hay más cantidad de ofertas cualificadas en diarios de difusión nacional que en periódicos locales, donde predominan las ofertas para operarios, vendedores y técnicos.
Los métodos y la actitud
Al margen de los canales -periódicos, Internet, avisos caseros, comercios, etc.-, gran parte del éxito al buscar trabajo está relacionado con el método y la actitud que se tienen para ese proceso. Los expertos en selección de personal se enfrentan a decenas de currículums cada día y, como señalan, algunas veces los pequeños detalles marcan la diferencia. Tomar la iniciativa al presentarse -incluso si la empresa no busca en ese momento a un nuevo trabajador-, transmitir interés y una actitud proactiva, son elementos que ayudan a quien busca un empleo.
Lo mismo se puede decir en la confección del currículum, una tarea en la que se cometen errores inocentes que pueden desembocar en fracaso. Sin llegar al extremo de utilizar folios de colores o romper en exceso los moldes de la formalidad (algo que en algún caso concreto sí podría funcionar, pero que, en principio, es un arma de doble filo), sí es necesario pensar que esas páginas representan al candidato: conforman la primera impresión que se llevará la empresa y, por tanto, deben hablar de los logros académicos y de quién es la persona, cuál ha sido su trayectoria laboral y cuáles son sus cualidades y “puntos fuertes”, que le hacen apropiado para ocupar el puesto vacante.
Un error en el que se incurre con frecuencia es pensar que un currículum abultado, con muchas páginas y párrafos extensos conduce al éxito. Lo más importante es que el documento sea legible, ordenado y sintético, pues quienes los leen no disponen de mucho tiempo. Por ello es importante resaltar cuáles han sido los trabajos, funciones y responsabilidades anteriores del modo más exacto y sintético posible, sin olvidar detallar las fechas de cada experiencia laboral previa.