La crisis supone la ruina para muchos, bajadas de salario, paro incluso de larga duración, pasar por estrecheces… pero, sin restar valor a esta dramática realidad, también las adversidades económicas pueden originar que las personas saquen lo mejor de sí mismas, buceen en su interior y se reinventen o redescubran talentos ocultos, que están ahí pero solo afloran en momentos de necesidad. En estas líneas se señala cómo se pueden despertar las virtudes y destrezas a veces olvidadas y poder obtener de ellas un provecho económico y laboral.
Sacar a la luz el talento oculto, una solución más frente a la crisis
«La adversidad tiene el don de despertar talentos, que en la comodidad hubieran permanecido dormidos». Esta cita de Horacio sigue de plena actualidad. Aunque lo deseable es poder vivir sin estrecheces ni dificultades, estas siempre estarán presentes en la vida, ya sea por motivos económicos o de cualquier otra índole. En ocasiones, hasta permiten descubrir cualidades y destrezas que la persona desconocía de sí misma.
Al conocerse, las personas pueden dar lo mejor de sí mismas
Pero no solo se pueden descubrir las mejores virtudes en los momentos «bajos», sino que cualquier circunstancia es buena para parar y, si no se está satisfecho del todo con la vida que se lleva (o se desea mejorar), buscar qué apasiona en realidad y en qué se destaca. Al conocerse, las personas pueden dar lo mejor de sí mismas, por lo que será posible aprovechar este buceo interior para reorientarse de manera profesional, tratar de ascender o ser más feliz en el puesto de trabajo.
Todo el mundo es bueno en algo, incluso puede ser de los mejores aunque lo desconozca. Pero, ¿cómo es posible detectar las cualidades más brillantes? ¿Cómo despertar los talentos que permanecen ocultos o dormidos? Aunque a veces se tiene muy claro en qué se es (o era) bueno, en ocasiones hay que explorar un poco hasta descubrirlo, y se puede hacer teniendo en cuenta las siguientes ideas:
Recordar cosas que nos gustaba hacer:
A casi todo el mundo se le da bien lo que de verdad le gusta. Cuando alguien está haciendo algo que le apasiona, se trabaja con más creatividad y sin reparar apenas en el esfuerzo. Ya sea hacer manualidades, cantar, coser, narrar historias, realizar complejas operaciones matemáticas o idear proyectos… Recordar cuál era nuestra afición favorita, qué nos apasionaba hace tiempo es esencial para descubrir el talento personal.
Pensar hasta encontrar qué se nos daba bien:
Por diversas circunstancias, no siempre se puede trabajar en lo que en realidad apasiona, pero sí se puede descubrir en qué se destacaba hace tiempo para aplicarlo en el puesto actual, o para realizar un trabajo extra y poder contar con más ingresos. Todo lo que se aprende es útil, y más aún si se era diestro en la materia. Conocer bien un idioma, haber practicado un deporte o ser un genio para la música puede abrir muchas puertas.
Recabar información entre amigos y familia:
No siempre se rememora todo, pero las personas más cercanas sí pueden recordar habilidades o situaciones olvidadas por uno mismo, y seguro que serán de gran ayuda. Al ser los allegados quienes mejor nos conocen, pueden dar respuetas a preguntas acerca de realizamos mejor sin esfuerzo, qué cualidades o aptitudes nos hacen especiales, cuáles son nuestras fortalezas y en qué situaciones creen que salen a la luz, etc.
Recordar qué aptitudes y destrezas han sido determinantes en éxitos laborales anteriores:
Todo el mundo ha cosechado alguna vez un éxito en su trabajo. Conviene hacer un parón y preguntarse qué destrezas fueron determinantes para conseguirlo. Y, una vez localizadas, tratar de aplicarlas a menudo y potenciarlas.
Responder con sinceridad a preguntas básicas sobre uno mismo:
Existen libros y artículos de ayuda en esta labor. La más importante, ya que define la situación y gustos reales de la persona es: «Si el dinero no fuera problema, ¿a qué me dedicaría?«. Tras esta, hay otras muchas que permiten ahondar en la verdadera pasión y aptitudes, como qué labores dan energía en lugar de robarla, en qué empleos se ha estado más creativo, cuál y por qué ha sido el mayor logro, etc.
Muchas personas nunca llegan a conocerse a sí mismas, desconocen su talento para dibujar, correr, bailar, animar a un grupo, contar historias… La educación (tanto la recibida en el colegio como en la propia familia), a veces, relega la creatividad de los niños y adolescentes, y favorece la uniformidad. De este modo, lejos de potenciar las capacidades naturales de cada uno, los aparta a un lado.
Por ello, y como el talento es una forma de expresión de la inteligencia emocional muy motivadora para desempeñar una actividad, conviene inclinar a las personas a su verdadera vocación, pues al realizar un trabajo que les guste, su rendimiento será el máximo.