Ventajas frente al modelo tradicional
Un videocurrículo es una nueva herramienta digital a la que pueden sacar mucho partido tanto las personas que buscan un empleo como quienes desean cambiar de trabajo. A priori, es una forma rápida de destacar frente al resto de las candidaturas, debido a que no es un recurso muy generalizado. Los expertos aconsejan utilizarlo como un medio opcional o complementario al currículo tradicional ya que el papel, si bien más frío, puede recoger un gran número de datos de interés que resultaría muy difícil reflejar en un vídeo. Lo mejor es tener el vídeo preparado y ofrecerlo como una información añadida.
Este nuevo método para presentar la candidatura a un trabajo tiene, sin embargo, ciertas ventajas frente al clásico:
Se aconseja utilizar los currículos en vídeo como un medio complementario al tradicional
Fabricar el mejor videocurrículum
No es preciso ser Steven Spielberg para elaborar un buen vídeo. La persona que quiera intentarlo tiene dos opciones: una de ellas es ponerse en manos de expertos; una empresa especializada puede cobrar por este servicio entre 40 y 90 euros, dependiendo de si el candidato se desplaza a las instalaciones de la empresa, si desea que su videocurrículo sea editado con material extra para enriquecer su perfil (por ejemplo, si es diseñador con algunos de sus trabajos), si prefiere elaborarlo en distintos idiomas, etc. La segunda posibilidad es que lo grabe el propio candidato. En ambos casos, se recomienda que el lugar donde se realice la grabación tenga una buena luz e insonorización idónea.
Algunas reglas de oro a la hora de realizar un currículo en vídeo son reflejar las cualidades de la forma más positiva y asertiva posible, además de ser natural. En cuanto a la estructura del contenido, debe constar de tres partes básicas: la presentación (donde hablar de la formación), la narración de la experiencia previa en otras empresas, y el cierre (donde se deben reflejar los valores y pretensiones profesionales). Es recomendable que cada parte dure cerca de 20 segundos, sumando un total de un minuto.
El vídeo, que debe incluir datos sobre formación, experiencia y expectativas, no debe superar el minuto de duración
Tanto si se decide optar por la grabación “casera” como si se deja en manos de profesionales, Fernando Tellado señala unas sencillas reglas que debe tener en cuenta todo candidato:
- El aspecto físico: es importante mostrar en el vídeo la mejor sonrisa, sobre todo en el inicio. No hay que olvidar que la primera impresión es la que, al final, suele perdurar. Hay que evitar una seriedad excesiva, y se debe mirar directamente a la cámara, así como vestir de modo adecuado.
- La dicción: en un videocurrículo el candidato se dirige de forma directa al destinatario del mensaje, como si le hablara de frente. Un recurso conveniente es preparar el “discurso” como si de una presentación ante una audiencia se tratara, y nunca improvisar. Lo mejor es elaborar un guión y practicarlo grabándolo varias veces hasta que la conversación con la cámara suene natural. Es importante que lo evalúe otra persona, y es aconsejable mostrar el vídeo a un amigo o un familiar antes de editarlo.
- La postura: lo mejor es grabar el vídeo sentado, en una silla recta (que no se vea) y mostrando sólo la parte superior del tronco. Hay que procurar estar en una posición relajada pero firme. En cuanto a la posición de la cámara, lo mejor es que esté un poco por debajo de la cara (que mire hacia arriba), y tan cerca como para que capte a la persona de pecho para arriba sin desenfocarla.
- El contenido: se ha de aprovechar este canal directo con el interlocutor y mostrarse natural, agradable y directo. Hay que presentarse con el nombre completo, ir al grano y hablar directamente a la cámara con lenguaje directo y personal, pero evitando coletillas y excesiva familiaridad. La clave está en ser ameno, “pero sin pasarse”, según los expertos. La estructura del contenido debe ser la misma que en un currículo de papel, pero tratando de no dar fechas. Si se considera oportuno incluirlas, mejor decir los años o meses que duró la experiencia laboral o la formación, en lugar de dar fechas.
- El cierre: conviene despedirse ofreciendo un número de teléfono de contacto, correo electrónico y blog, si se tiene. En estos casos, se pueden incluir los datos en un texto superpuesto.