Futbolines en la oficina, inocentadas entre directivos, bromas con los clientes, fiestas semanales.. ¿Son estas formas de gestionar un trabajo serio? Eduardo Jáuregui cree que sí y, de hecho, aporta un buen número de ejemplos de empresas de primera línea que han introducido el humor como filosofía de trabajo y que consiguen unos resultados inmejorables. Jáuregui es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales, con una tesis sobre la Risa y el Humor, y Profesor de Psicología en Saint Louis University. ¿Su utopía? Que todos los trabajadores hagan suya la frase de Thomas Edison: «No he trabajado ni un día en toda mi vida. Todo fue diversión». No estaría nada mal. Jáuregui es el autor, junto a Jesús Damián Fernández, del libro «Alta Diversión. Los beneficios del humor en el trabajo». Además, ambos son fundadores de una peculiar consultora llamada Humor Positivo, cuyo objetivo es mentalizar a las empresas de que el humor es el mejor sistema para conseguir un buen ambiente de trabajo, algo que a la larga repercute en una mayor eficacia.
Con el concepto sí. Pero en realidad el sentido del humor tiene muchos beneficios también para el trabajo. No hace falta ser solemnes para ser serios. A veces, la seriedad requiere precisamente un toque de humor para maximizar la eficacia.
En mi opinión, más bien es al contrario. No es que siga siendo, sino que nos estamos haciendo cada vez más serios, mientras que antes se mantenían unas relaciones comerciales y laborales más humanas e informales. Hemos querido demostrar lo muy “serios” que somos los españoles, a costa de una manera de ser mediterránea, en la que no todo son desventajas (ineficacia, nepotismo, etc.). Muy al contrario, yo diría que se trata de un estilo de trabajo que tiene mucho que enseñar a Estados Unidos y al resto del mundo.
Los psicólogos han constatado que las emociones positivas, como el humor, estimulan la motivación, la creatividad, la memoria e incluso la toma de decisiones. Además, también resulta más útil para estrechar los lazos entre los compañeros, mejorando la comunicación entre todos los miembros del equipo.
De hecho, lo es. Numerosos experimentos han demostrado que reír reduce la ansiedad percibida y también las medidas fisiológicas del estrés. A largo plazo hay una relación estadística entre los estilos humorísticos positivos y una mejor salud mental.
Desde luego. Esto lo saben los buenos vendedores desde hace milenios. Visita cualquier bazar árabe y podrás comprobar esta tradición en acción. O pon la tele y verás que los anunciantes ya lo tienen muy claro. Incluso los bancos ya usan el humor en la publicidad. Por ejemplo, la línea aérea Southwest, con una insólita política que consiste en fomentar las bromas con los clientes, se ha convertido en la segunda línea aérea del mundo en cuanto a pasajeros transportados.
¡Sería imposible escoger! Hay cientos de ideas en el libro… Google acaba de construir un tobogán y varias barras tipo “bomberos” para conectar las plantas de su nueva oficina de Zurich. Ben & Jerry’s, la cadena de heladerías, tiene en su sede central un grupo llamado “la tropa de la alegría” que se encarga de velar por el buen humor de la oficina. El fundador de Wal-mart, Sam Walton, retó a sus empleados a conseguir una meta de ventas, y si se conseguía prometió bailar un Hula (baile Hawaiano) al amanecer en Wall Street. Lo consiguieron, claro.
Son tantas que también es muy difícil elegir. Pero citaré algún caso. Sagamovil, un concesionario de coches de Pamplona, montó un auto-cine tipo americano durante todo un verano en su aparcamiento para promocionar su inauguración. En Southwest cuentan las instrucciones de emergencia del avión como un monólogo cómico. Un médico de California tenía vocación de “celestino” y llegó a editar un libro de solteros con sus clientes.
No creo que este tipo de personaje llegue a camuflar nada. El humor, evidentemente, es sólo un aspecto de la gestión, y desde luego no el más importante, que quede claro. Lo primero en cualquier empresa es la seriedad bien entendida, en el sentido de que para el trabajo son imprescindibles valores como la eficacia, la disciplina, la honestidad, etc. El sentido del humor no puede suplir nada de eso. Lo único que puede hacer es añadir una chispa a todo lo demás. La empresa no es ni debe ser un circo.
Yo creo que hay que esforzarse por conseguir un trabajo divertido y con un horario racional. Para mí ocho horas, de hecho, ¡ya son demasiadas! Trabajamos en exceso en esta sociedad, y éste es uno de los motivos de que tengamos tan pocos hijos. ¿Qué tiempo tenemos para las familias? Hay que ser más eficientes en el trabajo, pero no por eso divertirse menos. Al contrario. Son luchas distintas y, en mi opinión, compatibles.
Hay que esforzarse por conseguir un trabajo divertido y con un horario racional
El humor puede emplearse de manera agresiva (es un elemento habitual del “mobbing”), puede usarse para desviar la atención de problemas que no se quieren cambiar… También, según como se use, puede desembocar en pérdidas de tiempo y desorden, claro.
Muchas. De las grandes que yo conozca, podría citar a Google, Southwest, Ben & Jerry’s, IKEA…
Sí, pero es difícil si no consiguen el apoyo de otras personas, especialmente en puestos de responsabilidad. Por lo menos hace falta algún compañero o grupo de compañeros que proporcionen una red social con la que compartir las emociones positivas. También es posible animarse en solitario, pero es bastante más difícil.
Que traten de buscar el lado divertido de su trabajo. Acudir a algún curso de teatro, de clown, de desarrollo personal.. Buscar relaciones divertidas en el trabajo. Encontrar otras relaciones o actividades extralaborales que aporten un equilibrio. Si el problema es un jefe o un ambiente tóxico, y no pueden cambiar la situación, lo mejor es tratar de buscar otra opción laboral.
Es posible, con tacto, y si existe una relación de confianza con la persona. Pondré un ejemplo: conozco algunas empresas que tienen ladrillos de gomaespuma para lanzarlas contra las personas que llegan tarde a una reunión o dicen alguna barbaridad.
Eduardo Jáuregui y Jesús Damián Fernández señalan que la mejor filosofía de trabajo es emplear un humor positivo, evitando las bromas pesadas, de mal gusto o denigrantes para cualquier trabajador o grupo social. En su libro, “Alta Diversión”, hacen muchas propuestas para trabajar divirtiéndose:
- Empezar la reunión con una ronda de chistes.
- Redecorar la oficina con toques divertidos.
- Volver a celebrar la Navidad o cualquier otra fiesta fuera de la fecha que le corresponde.
- Otorgar un premio a la persona más animosa de la oficina por el buen humor que proporciona a sus compañeros.
- Pedir a todo el mundo que traiga fotos de cuando eran bebés, y montar una quiniela para tratar de acertar quién es quién.
- Preparar una inocentada simpática para todo el departamento, empresa o para un grupo o persona concreta.
- Dar un regalo original a todos los empleados: un vídeo cómico, un cactus hinchable, un bolígrafo musical, una aspirina gigante..
- Conmemorar incidentes de poca importancia.
- Cantar todos a coro una canción todos los días a la misma hora.
- Jugarse el café o unas cañas a los chinos.
- Alterar el orden de las reuniones o de las actividades habituales.
- Aprender alguna habilidad inútil, como tocar canciones con los botones del teléfono de la oficina o hacer un truco de magia con la corbata.