Imagen: Laureà
Los españoles se ven cada vez mejor: confían en la fortaleza de su economía y tienen una visión positiva del futuro. Este optimismo no ha pasado desapercibido para el resto de los ciudadanos del continente, que han fijado su mirada en el país, destacando su crecimiento y su mercado, cada vez más atractivo. Tal es así que la mayoría de los europeos elegiría España como destino en caso de tener que marcharse de su lugar de origen en busca de un nuevo horizonte laboral.
Así lo confirma un estudio publicado por el diario de los Estados Unidos Financial Times, que refleja la percepción que los habitantes de Europa tienen sobre el impacto económico de la inmigración. Para llegar a estas conclusiones, más de 6.500 personas de cinco países del continente -Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España- fueron consultadas en una encuesta acerca de sus preferencias a la hora de migrar por causas laborales. De sus respuestas se desprende que la mayoría de los vecinos europeos ve a España como un país ‘económicamente atractivo’.
Pensar en positivo
A la hora de evaluar el presente y el futuro económico de su país, los españoles resultaron ser de los más optimistas. La mitad respondió que sus condiciones de vida son cada vez mejores y consideró que esta tendencia se mantendrá en el tiempo. Esta ‘confianza’ en el porvenir les permitió tener una visión más relajada con respecto a la inmigración: el 42% cree que la llegada de ciudadanos extranjeros es buena para la economía nacional. Cabe aclarar que los españoles sólo están a favor de la inmigración legal. Por ello, un 71% piensa que es preciso incrementar los controles fronterizos y frenar la inmigración ilegal procedente, en su mayor parte, de África.
Estas cifras son considerablemente superiores a las que se dan en los demás países europeos, que resultaron ser mucho más reticentes a la inmigración. Por ejemplo, en Gran Bretaña y Francia sólo el 19% opinó que los inmigrantes influían de forma positiva en el desarrollo de sus países.
Destino ‘favorito’
El crecimiento económico experimentado desde su ingreso a la Unión Europea (21 años atrás), la buena acogida a los inmigrantes y las perspectivas de inserción laboral de los extranjeros son algunas de las razones que ha situado a España como la primer opción a ser tenida en cuenta por los europeos en caso de tener que tener que emigrar para trabajar. Del total de los encuestados, el 17% aseguró que vendría a vivir a España para desarrollarse profesionalmente; Gran Bretaña quedó posicionada en el segundo lugar de las preferencias, con el 15% de los votos; mientras que Francia resultó tercera, elegida por el 11% de los consultados.
La buena imagen que España irradia ante sus vecinos se sustenta no sólo en la percepción optimista de sus habitantes, sino también en los últimos datos de la economía. Según el Indicador Laboral de Comunidades Autónomas (ILCA), durante todo el año pasado trabajaron en el país 2.772.000 de extranjeros, una cifra histórica, y ocuparon casi el 14% de los puestos laborales.
Concretamente, de los 687.500 nuevos empleos que se crearon en 2006, dos tercios fueron asignados a inmigrantes. El resto, 228.300 puestos de trabajo fueron absorbidos por españoles. Es decir que -en el periodo citado anteriormente- la ocupación de los extranjeros creció 15 veces más respecto a la de los ciudadanos españoles. De todos modos y pese a esta tendencia positiva, la cifra de trabajadores inmigrantes sin empleo creció en más de 100.000 personas, con lo que la cantidad de parados pertenecientes a este grupo social llegó a 372.000 -el 20,5% del total de parados en España-.
No es de extrañar, por tanto, que la cifra de inmigrantes afiliados a la Seguridad Social se haya incrementado en unos 23.000 (el 1.28% más que en el mes anterior), según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Y el total de extranjeros inscritos en este régimen supera el millón y medio (1.847.000). Del total de inmigrantes empleados en el sistema a finales de enero, más de medio millón eran ciudadanos de la UE y más de 1.200.000 eran no comunitarios. Por países, los inmigrantes comunitarios más numerosos llegaron de Rumania, Portugal e Italia (con 173.198, 72.349 y 58.321 afiliaciones, respectivamente). Un poco más atrás les siguen los británicos y los búlgaros, con 55.775 y 45.312, y los alemanes y franceses, con 40.980 y 38.929. Los registros más bajos corresponden a Estonia (303 ocupados), Malta (185), Luxemburgo (103) y Chipre (59).
De cada diez extranjeros afiliados a la Seguridad Social, siete cotizan en el Régimen General. Dentro de éste, uno de cada cuatro trabajadores inmigrantes se emplea en la construcción (un total de 376.732 personas). Al margen de este sector, los extranjeros que pagan la seguridad social se concentran en sectores como la hostelería, las actividades inmobiliarias y el comercio con porcentajes, respectivamente, del 15,7%, el 15,4% y el 14,4% sobre el total.