Más pobreza, más trabajo, más explotación… La pandemia está resultando devastadora para las mujeres. Es cierto que mueren más hombres por causa del coronavirus, pero las mujeres están en una situación de desigualdad peor que antes de la aparición de la covid-19. De hecho, un informe publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) señala que “las pandemias empeoran las desigualdades a las que ya se enfrentan mujeres y niñas”. Como explicamos en este artículo, las mujeres en tiempos de pandemia están más expuestas que los hombres a la enfermedad, sufren más el paro y la inseguridad laboral y se han convertido en víctimas del teletrabajo que, lejos de ayudar a conciliar, se ha convertido en un motivo añadido de estrés, en especial durante los meses de confinamiento.
La desigualdad entre hombres y mujeres ha aumentado durante la pandemia, ya que las mujeres y las niñas han padecido más las consecuencias de la expansión del coronavirus, desde la sobreexposición a la covid-19 hasta el exceso de trabajo durante el confinamiento, pasando por acusar el paro en mayor medida.
Más expuestas al coronavirus
En España, las mujeres representan el 66 % del personal sanitario, un porcentaje que aumenta hasta el 84 % en el caso de las enfermeras, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Y uno de los sectores más expuestos a contraer la enfermedad ha sido el sanitario, por lo que las mujeres han estado sobreexpuestas a este riesgo.
Pero, además, es muy elevado el número de mujeres que trabajan en los sectores que se consideraron esenciales durante los peores momentos de esta crisis (trabajadoras de supermercados, farmacéuticas, personal de limpieza en hospitales, policías…), así que millones de mujeres han estado en primera línea durante toda la pandemia.
Más paro e inseguridad laboral
Las mujeres ocupan muchos puestos en trabajos sanitarios y esenciales, pero al mismo tiempo también “están sobrerrepresentadas en los sectores que han tenido que cerrar durante las cuarentenas«, reconoce el estudio de ESADE ‘Covid-19 y desigualdad de género en España‘. Los ERTE, ERE o cierre de empresas les han afectado en gran medida y miles de mujeres están perdiendo su empleo remunerado desde el inicio de la pandemia.
Además, conviene recordar que, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los empleos de las mujeres son por lo general más precarios y con una menor seguridad laboral, «lo que disminuye sus recursos económicos para afrontar la crisis y aumenta su desprotección social y la de sus hijos». António Guterres, secretario General de las Naciones Unidas, ha señalado como imprescindible que las medidas que se adopten para estimular la economía (préstamos, rescates, etc.) deben tener como destinatarias a las mujeres «independientemente de que sean empresarias o propietarias de negocios, trabajen a tiempo completo en la economía formal o lo hagan a tiempo parcial o de manera ocasional en el sector informal».
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Menos empleo, pero más trabajo
A la falta de empleo y los despidos, que supone colocar a las mujeres en una posición de desventaja, hay que sumar que sus tareas no remuneradas han aumentado de manera exponencial, más aún durante el confinamiento, como asegura Guterres. Así, las mujeres han tenido que ejercer diversas «profesiones» durante la pandemia, que la mayoría de hombres no ha realizado en igual medida:
- Profesoras particulares. Las primeras semanas del cierre de los colegios, cuando aún los centros escolares no controlaban el sistema de clases online, las madres tuvieron que hacer labores de maestras, explicando en lo posible a sus hijos cómo hacer sus deberes, organizando a los pequeños para que siguieran un horario, etc. En muchos casos, sobre todo en los hogares menos favorecidos (con menos dispositivos electrónicos o acceso a Internet) o en caso de tener hijos con necesidades especiales, tuvieron que seguir realizando esta tarea durante todo el confinamiento.
- Enfermeras y cuidadoras. El cuidado a las personas mayores que vivieran en otro domicilio era una de las pocas excepciones contempladas en el real decreto de estado de alarma para poder salir de casa en el confinamiento. Así, muchas mujeres, además de cuidar de sus hijos, hacer su trabajo y limpiar su hogar, cada día destinaban también parte de su tiempo a atender a sus familiares mayores.
- Trabajadoras domésticas. El 70 % de las tareas de casa recae en las mujeres, según datos del informe ‘La perspectiva de género, esencial en la respuesta a la covid-19‘, elaborado por el Instituto de la Mujer, y el confinamiento intensificó esta carga.
Entre las consecuencias de esta sobrecarga sobre las mujeres se ha podido apreciar entre ellas una disminución de los autocuidados (con el peligro que supone retrasar el diagnóstico y tratamiento de potenciales enfermedades) y un incremento de los problemas de salud mental. Asimismo, los expertos estiman que se ha visto limitado su desarrollo profesional y ha aumentado el riesgo de exclusión laboral.
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Teletrabajo y ¿conciliación?
La carga de trabajo no solo ha crecido entre las mujeres desempleadas, sino que ha incrementado también de manera desmesurada entre las mujeres que conservan su empleo y teletrabajan (sobre todo durante el confinamiento, pero también hoy), tal y como se indica en el citado estudio de ESADE. Esto pone en cuarentena la idea de presentar el teletrabajo con la idea de conciliación, pues en realidad ha resultado ser casi imposible para estas mujeres. Es más, ha supuesto un aumento del estrés entre la gran mayoría y ya hay voces (como la de Eva María Blázquez, viceconsejera de Empleo de la Comunidad de Madrid) que alertan de la posibilidad de que el teletrabajo se convierta en «una trampa para la mujer«, que favorezca que se quede en casa y desde allí desempeñe tanto su teletrabajo en la empresa como todas las cargas domésticas.
El teletrabajo puede ahondar la brecha de género. Los hombres, en general, pudieron realizar el teletrabajo «más tranquilos que las mujeres durante la pandemia», señaló Blázquez durante la presentación del ‘I Informe del Observatorio de Igualdad 2020’ de Adecco. Pero, además, en no pocos casos las mujeres han continuado teletrabajando tras el confinamiento, mientras que los hombres han vuelto a sus oficinas.