Desde abril, la ciudad de Madrid ha limitado a periodos de dos horas en hora punta la restricción de ir con la bicicleta en el metro. Junto a ella, urbes como Barcelona, Valencia y Bilbao fomentan también el uso combinado de metro y bici para acudir al trabajo. Aunque aún no es una opción muy extendida entre los españoles, la costumbre de ir a trabajar en bicicleta cala poco a poco, con un “crecimiento sostenido desde 2006”, según señala Haritz Ferrando, miembro de la Coordinadora en Defensa de la Bici (ConBici). Pero, ¿es fácil transportarla en el metro? ¿Cómo se debe hacer con seguridad? En este artículo se brindan algunos consejos para que ir al centro laboral sobre dos ruedas sea cómodo y sencillo: entre otros, utilizar bicis plegables y escoger bien las líneas de metro y las horas de acceso.
Truco 1. Ir a trabajar en bici y metro: mejor con plegable
¿Qué bici es la idónea para moverse por la ciudad? Los expertos de asociaciones en favor de la bicicleta como Pedalibre explican que, sin duda, «una plegable«. La bici plegable es mucho más fácil de meter en el metro y tiene muchas menos restricciones legales que una normal (en algunas redes, como en Metro de Madrid, las bicis plegables se consideran, como las de niños, «bulto de mano»). Además, estas bicicletas permiten entrar mejor en los ascensores -muchas estaciones ya los tienen hasta la calle-, ocupan menos espacio en los vagones y se pueden meter a cualquier hora.
Truco 2. Calcular los tiempos
Es esencial tener claro cuánto tiempo lleva ir en bici y metro hasta el centro laboral, para no llegar tarde. A veces, esta combinación resulta más lenta que recorrer todo el trayecto en bicicleta. Por ello, es recomendable tener en cuenta que solo compensa en líneas rápidas con las estaciones muy separadas o con distancias superiores a siete u ocho kilómetros, según recuerdan los expertos en movilidad ciclista urbana.
Truco 3. Realizar viajes de pruebas y escoger bien la línea
Antes de iniciar la experiencia de ir al trabajo combinando metro y bici, conviene hacer la prueba durante algunos días para familiarizarse con esta nueva experiencia y calcular el tiempo que se tarda, cuál es la combinación más adecuada y aprender cómo subir y bajar la bicileta sin problemas.
No hay que perder de vista que, incluso dentro de la misma red de metro, hay líneas más preparadas que otras para los ciclistas urbanos que quieren usar las dos ruedas para acudir al trabajo. «No es lo mismo bajar a mano las escaleras para llegar a un tren de cuatro vagones y muy estrecho, que tener escaleras mecánicas o ascensores hasta la calle y vagones amplios con espacios donde es fácil meter la bici», advierte Ferrando, de ConBici.
Truco 4. Acertar con la hora
Hay que tener muy en cuenta la hora de acceso al metro. Los vagones que van repletos de pasajeros son muy incómodos, tanto para los viajeros habituales como para los ciclistas urbanos que van al trabajo. Hasta con una bici de reducidas dimensiones es molesto ir apretado.
Truco 5. Evitar todos los transbordos que sea posible
Gracias a la bicicleta, el radio de acción para ir a trabajar sin sufrir los atascos se amplía y el ciclista se puede permitir coger una línea que está a tres kilómetros y hacer después dos kilómetros más al salir para tener línea directa. Si hay que hacer transbordos, los tiempos empiezan a no compensar y es mejor recorrer todo el trayecto al trabajo en bicicleta.
Truco 6. Aprovechar las escaleras mecánicas
A principio, subir o bajar con la bici en las escaleras mecánicas puede asustar. Pero, en realidad, no es muy difícil y basta con «pillarle el truco», dice Ferrando. «Hay que llevarla frenada y ajustar la posición subiendo o bajando un escalón», explica. Además, se debe procurar llevarla pegada a un lado para que el resto de la gente pueda adelantar por el otro.
Truco 7. ¿A trabajar en bici? Instalaciones auxiliares
No siempre tiene sentido llevar la bicicleta dentro del metro. Poder llegar en bici a una estación lejana y aparcarla allí es una combinación que permite ahorrarse transbordos o trayectos que caminando pueden ser largos.
Los aparcamientos vigilados en estaciones como la de Barcelona son un buen ejemplo de cómo dejar la bicicleta todo el día. Aunque la opción más segura sigue siendo optar por los servicios de bicis públicas, que proliferan en muchas ciudades.
Si se puede utilizar un tren de cercanías para llegar a trabajar, en general es mejor. Lo habitual es que las redes de cercanías sean más permisivas que las de metro. En lugares donde hay redes autonómicas (Eusko Trenbideak – Ferrocarriles Vascos, FGC en Cataluña), también suelen ser más flexibles con las bicicletas.
Las quejas de los viajeros son muy escasas, según el Consorcio Regional de Transportes de Madrid. Pero hay que tratar de evitar conflictos y saber dónde se molesta menos en la entrada y salida de la gente.
En ese aspecto, es frecuente que se indique que las bicis vayan en los extremos del tren, aunque cada modelo de tren tiene sus trucos. Así, hay trenes de cercanías donde una plegable puede entrar entre medias de unos asientos concretos o existen trenes de metro que jamás abren la puerta izquierda, por lo que la bici ahí no corta el paso. Estos trucos se aprenden con la experiencia.