Llamar a una compañía eléctrica para pedir explicaciones por un posible error en la facturación cuesta dinero a los ciudadanos. «Lo ocurrido con la facturación de los recibos de la luz del mes de enero ha puesto en evidencia el coste que para los usuarios tiene reclamar lo que es suyo o, simplemente, pedir una explicación», denuncia la Unión de Consumidores de España (UCE).
Esta organización ha analizado el coste de las llamadas a los números de atención al cliente de las compañías eléctricas. El precio de una llamada de 15 minutos a estos teléfonos oscila entre los 1,29 euros de Endesa y los 39 céntimos de Iberdrola y Unión Fenosa.
«El origen de este coste se encuentra en la utilización de los números 902 y 901. Unas numeraciones que han dejado de tener sentido para los usuarios en el momento en que las llamadas de telefonía fija a números fijos han pasado a ser gratuitas en la totalidad de los operadores», señala UCE.
Pagar por ser atendidos
Los números 902 y 901 pertenecen a las llamadas «redes inteligentes». Los 902 permiten hacer una llamada nacional a coste de una provincial, mientras que los 901 son teléfonos de llamada compartida, en la que se factura tanto a quien realiza la llamada como a quien la recibe, dividiendo el coste.
«Estos sistemas de facturación resultaban útiles para el usuario cuando las compañías de telefonía cobraban por las llamadas tanto locales como nacionales; sin embargo, desde la extensión de la gratuidad a este tipo de llamadas, estas numeraciones se han convertido en un inconveniente para los usuarios, que deben pagar por ser atendidos por las empresas con quienes tienen contratados servicios», explica UCE.
Cuando se trata de reclamar cantidades mal facturadas, en ocasiones «puede resultar mayor el coste de la llamada que el importe a reclamar, sobre todo cuando los servicios de atención se encuentran saturados y el cliente debe soportar largas esperas al teléfono», afirma la organización, que advierte de que esta situación también se produce en compañías de gas, seguros, banca o asistencia.
Por ello, reclama a las compañías que utilicen números gratuitos (900) para la recepción de llamadas informativas y reclamaciones de sus clientes de forma que sus errores «no repercutan en el bolsillo de los usuarios».