Durante las fiestas navideñas, la compra compulsiva se convierte en adicción para una de cada diez personas. Entre los síntomas de esta patología, tan grave como el alcoholismo o la drogadicción, se encuentra adquirir supuestos regalos que después nunca se entregan o hacerse con comida en exceso que se termina estropeando. También es corriente esconder las compras realizadas a los familiares, según apunta la profesora de la Universidad de Granada y experta en adicciones psicológicas Francisca López.
La compra compulsiva es un problema relacionado con la depresión provocada por el desencanto laboral, en el caso de los hombres, y la baja autoestima en el de las mujeres. Francisca López señala que puede tener unas consecuencias «nefastas» a largo plazo en la salud mental, con efectos «similares a los del alcoholismo o la ludopatía».
Mayor control institucional
La profesora de la Universidad de Granada añade que, tras realizar las compras, este fenómeno crea un sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento, sobre todo debido a que muchas veces el gasto sobrepasa las posibilidades de los afectados.
Con el fin de mitigar la incidencia de la compra compulsiva, Francisca López insta a las instituciones a ejercer «un mayor control» sobre la publicidad y las rebajas, puesto que «no ayudan a solucionar el problema y enganchan cada vez a más personas».