Estudiar bien implica la utilización durante la jornada de estudio de distintas técnicas que permiten rentabilizar de forma efectiva las horas de trabajo. Algunas de las más útiles son las denominadas técnicas de síntesis, entre las que se engloban el resumen y el esquema. Ambas técnicas se pueden utilizar de forma conjunta o independiente, con la finalidad de extraer los contenidos más importantes y esenciales de un tema y afianzar los conocimientos.
Resumen y esquema: básicos para estudiar
El resumen y el esquema son dos técnicas de estudio que permiten sintetizar la información del contenido objeto de aprendizaje, pero cada una de ellas tiene sus particularidades específicas:
Cinco consejos para hacer un buen resumen
Lectura previa completa: antes de comenzar a elaborar el resumen, es preciso que el estudiante realice una lectura comprensiva completa del texto. Hay que evitar caer en el error de redactar el resumen a medida que se lee, ya que de esta forma no podrá delimitar de manera global las ideas y conceptos fundamentales.
Utilizar el lenguaje propio: el resumen no consiste en acortar las frases del texto con la eliminación de las ideas secundarias. Para que realmente ayude al estudiante a retener los contenidos, es necesario que utilice en la redacción sus propias palabras. Esta práctica ayuda a hacer un ejercicio de reflexión que facilita luego la retención memorística de los conceptos clave.
Obtener pistas en clase: para acertar y no equivocarse al extraer las ideas principales del texto, el estudiante puede apoyarse en las anotaciones obtenidas de forma previa en el aula. En general, al impartir un tema, el docente incide en los conceptos fundamentales, que serán la base para elaborar el esquema.
Combinar con el esquema: un buen punto de partida para el resumen es señalar de forma esquematizada los principales temas y subtemas de los que trata el texto, para después abordar la redacción con una idea acertada de las relaciones entre conceptos.
Obviar lo que ya se conoce: para hacer un buen resumen, hay que tener habilidad para generalizar términos y globalizar la información en menos palabras, pero con el mismo sentido. Para conseguirlo, es importante obviar en el resumen la información que ya se ha retenido de forma previa y que, por tanto, no es necesario matizar de nuevo.
Cinco consejos para hacer un buen esquema
Estructura ordenada: la función de un esquema es ordenar las ideas de un texto, de modo que de un solo golpe de vista se pueda visualizar su estructura de una forma clara y sencilla. Para poder establecer las relaciones correctas entre las distintas partes del contenido y jerarquizar la información de forma adecuada, es preciso realizar una lectura analítica previa de todo el contenido.
Utilización de grafismos: las señales gráficas forman parte fundamental del esquema, pero para que sean efectivas, es necesario que el estudiante tenga claro y no olvide el código que representan. Entre las más utilizadas destacan las flechas, la numeración, los recuadros y las marcas por colores.
Ayuda del subrayado: la técnica del subrayado durante la primera lectura del texto permite señalar las ideas principales y secundarias (si se utilizan dos colores). Esta es la mejor base para después comenzar a elaborar un buen esquema.
Palabras claves: un buen esquema requiere habilidad para reducir párrafos o frases completas a conceptos breves que se puedan entender y recojan lo esencial del tema. Las palabras y frases claves se utilizan después para sustentar la estructura del esquema y dar paso a las ideas principales del texto.
Tipologías: los esquemas pueden elaborarse con distintas estructuras. Los más destacados son los de árbol, que parten de una idea principal (raíz) que se extiende en distintas ramificaciones o ideas secundarias, radial, que recoge en torno a la clave del texto el resto de ideas secundarias, o de números y letras.