La campaña de excavaciones 2009 en el yacimiento de la Vega Baja (Toledo) ha deparado importantes hallazgos, como un conjunto de tablillas de pizarra en las que los visigodos anotaban transacciones comerciales, cartas, oraciones, contratos laborales, listas de personas, asignaciones de grano como rentas o ejercicios escolares. Los arqueólogos que trabajan en la Vega Baja explican que estas inscripciones son la etapa final del latín y el origen de la lengua castellana y reflejarían la forma de hablar de la época sintetizando fonemas y sílabas, lo cual demuestra un alto grado de alfabetización al menos entre grupos sociales elevados, ya que la inmensa mayoría de la población rural no sabía leer. En el yacimiento arqueológico trabajan desde mayo más de 100 personas que han hallado restos que aportan luz sobre una época histórica poco conocida hasta ahora, la visigoda. Entre los datos confirmados se encuentra la época en la que tuvo lugar la principal ocupación de la Vega Baja, y que se remonta a las primeras décadas del siglo VIII d.C., tras la ocupación musulmana del centro de la Península y el surgimiento de Al Andalus. En cuanto a la arquitectura, han aparecido elementos de época visigoda de posible uso industrial, junto a espacios con arquitecturas y vestigios posteriores, de la Edad Media, entre los siglos XI y XIII; y zonas de enterramiento, probablemente de esa época. «Cuando toda la superficie de la Vega Baja esté excavada, y ya tenemos 25 hectáreas acotadas, tendremos una ciudad entera con estructuras de calles, viviendas, edificios públicos y zonas productivas. Es un caso único en Europa con esa extensión», apunta Diego Peris, director de la empresa pública Toletum Visigodo, responsable del yacimiento. Entre los elementos arquitectónicos asociados a una posible zona de producción, se han hallado restos de un canal conectado a un depósito de agua que se fabricó con arena, cal y fragmentos de cerámica, lo que le otorgó una dureza e impermeabilidad inigualables en la época. Los visigodos contaban con técnicas propias de construcción. Por ejemplo, empleaban una mezcla de cal, arena y teja machacada para los suelos de los grandes edificios.