Blanca Romero, profesora titular de Derecho Mercantil en la Facultad de Derecho de la Universidad de Cádiz, compagina su actividad docente con el cargo de Secretaria de dicha Facultad. En pleno proceso de integración al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), los estudios de Derecho están experimentando profundos cambios tanto en su estructura como en sus contenidos, con el fin de lograr la armonización que se persigue con la creación de este espacio común.
La formación del estudiante de Derecho se va a adecuar más a la que se le va a exigir cuando se incorpore al mercado laboral; se va a intentar que desarrolle las aptitudes y capacidades necesarias para aprender continuamente a lo largo de toda su vida profesional, esto le servirá para desenvolverse en un entorno cada vez más competitivo. Los alumnos, además de aprender en las aulas, podrán adquirir habilidades como hablar en público, redactar escritos jurídicos, trabajar en equipo o utilizar herramientas informáticas.
Se dará más protagonismo al estudiante para desarrollar su proceso de aprendizaje
Una de las consecuencias fundamentales será la reducción del tiempo de docencia presencial. Se dará más protagonismo al estudiante para desarrollar su proceso de aprendizaje, eso sí, siempre dirigido por el profesor. Ese tiempo puede dedicarse a tutorías virtuales o a otras actividades que se realizarán en el aula una vez concluido el tiempo de clase, como seminarios, trabajos en grupo, preparación de prácticas, talleres… Asimismo, también se pretende limitar el tiempo de docencia presencial dedicada a los conceptos básicos de cada asignatura e incrementar aquélla dirigida a aumentar las competencias aplicativas, con clases que combinen la teoría con la práctica o exclusivamente prácticas.
Por supuesto, la dedicación del docente va a ser mayor a partir de ahora. Aunque la docencia presencial puede llegar a reducirse hasta un 30%, la carga docente se verá aumentada por la dedicación que supondrá el tutelaje personalizado de los alumnos; es evidente que la evaluación continua del aprendizaje de los estudiantes que se nos exigirá no es posible con el tiempo de tutoría obligatoria establecido en la actualidad.
Será necesario compartir responsabilidades para que sea posible el aumento de las enseñanzas prácticas
Efectivamente, vamos a fomentar el trabajo en equipo, compartir responsabilidades para que sea posible el aumento requerido de las enseñanzas prácticas. Lo que está claro es que, si bien un profesor puede asumir él solo las lecciones magistrales en gran grupo, es imposible que asuma a la vez los distintos grupos reducidos de prácticas, no sólo por que puedan coincidir temporalmente, sino porque sería muy difícil la evaluación continua de cada alumno que he mencionado anteriormente.
La Facultad de Derecho de la Universidad de Cádiz comenzó el pasado año una experiencia piloto de adaptación al EEES basado en el modelo que propone el informe de la Comisión de Innovación de la Docencia de las Universidades Andaluzas (CIDUA). Este modelo, que consiste básicamente en la organización de grupos en función de las actividades, nos está permitiendo realizar la necesaria renovación metodológica, atendiendo a la capacidad docente de cada área y la disponibilidad de espacios. El objetivo es que los espacios y los horarios estén organizados de modo que se pueda atender correctamente a las distintas competencias y habilidades que deben adquirir los estudiantes.
El estudiante deberá adquirir nuevos hábitos de aprendizaje y estudio, no se puede limitar a tomar apuntes
Por supuesto, el estudiante deberá adquirir nuevos hábitos de aprendizaje y estudio; hay que tener en cuenta que los nuevos créditos europeos (ECTS) se computan por horas de dedicación al estudio y al trabajo efectivo, por tanto, el estudiante no se puede limitar a tomar apuntes y estudiarlos en casa, sino que debe ser más participativo y aprender a trabajar de una manera más práctica.
Evidentemente la diversidad de legislaciones y culturas jurídicas de los países europeos hace que la titulación en Derecho sea una de las más particulares a la hora de la adaptación. Por eso, la nueva formación académica deberá tener un carácter más generalista y reforzar su enfoque institucional, de tal modo que se facilite la movilidad de estudiantes y trabajadores. Por otra parte, el cambio de las enseñanzas centrado en la adquisición de competencias y habilidades aumentará la capacidad del alumno para adquirir nuevos conocimientos.
Se pretende que los títulos andaluces tengan una seña de identidad propia
Efectivamente, se pretende que los títulos andaluces tengan una seña de identidad propia y que se facilite la movilidad dentro del sistema universitario andaluz; por eso, se ha acordado en el Consejo Andaluz de Universidades (CAU) que una misma titulación de Grado tenga al menos el 75% de sus enseñanzas comunes en todas las universidades públicas de Andalucía, incluidas las prácticas y el trabajo de fin de grado, en el caso de que lo haya.
Lo que se intenta es que los acuerdos que se alcancen sean compatibles con la autonomía académica de las universidades, de tal modo que cada una de ellas pueda adecuar los programas académicos a su identidad y a su entorno, con el suficiente margen de actuación. Los contenidos (que estarán referidos a materias, no a asignaturas) serán comunes, pero cada facultad tendrá autonomía para diseñar su propio plan de estudios.
En un principio parece un modelo adecuado, pero no hay que olvidar que para que su correcta implantación sea posible es necesario contar con recursos docentes suficientes que posibiliten, entre otros aspectos, que el tutelaje del profesor se realice sobre grupos reducidos de alumnos.