La Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) abrió ayer en París de forma oficial el Año Internacional de los Idiomas, con el acento puesto en el plurilingüismo y en combatir el peligro de extinción que amenaza a más de la mitad de las 6.700 lenguas que se hablan en el planeta.
«Lejos de constituir un ámbito reservado al análisis de los expertos, las lenguas son la médula de toda vida social, económica y cultural. Ese es el significado del lema que la Unesco ha escogido para el Año Internacional de los Idiomas: Los idiomas cuentan», dijo ayer el director general de la organización, Koichiro Matsuura, en su mensaje con motivo de la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna.
Las lenguas, que son un vector esencial de la identidad de las poblaciones y las personas, no se hallan en una situación igual. Se estima que más de la mitad de las 6.700 habladas en todo el planeta corren peligro de desaparecer en el futuro. Según los datos de la Unesco, cada 15 días una de ellas deja de hablarse. Además, los expertos estiman que el 96% de las lenguas existentes sólo son habladas por un 4% de la población mundial.
Hay que tratar los idiomas «como si valiesen su peso en oro», subrayó el presidente del Consejo Ejecutivo de la Unesco, Olabiyi Yaï, quien llamó a que el plurilingüismo sea reconocido en sistemas educativos, administrativos y jurídicos, en las manifestaciones culturales, en los medios de comunicación y en Internet. Y es que tan sólo unos pocos centenares de idiomas se han incorporado a los sistemas educativos y al dominio público, y menos de cien se utilizan en el mundo digital.
Además, la Unesco afirma que los idiomas son claves para alcanzar algunos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Entre ellos, la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, el logro de la educación primaria universal y la eliminación las grandes pandemias, así como para alcanzar la sostenibilidad del medio ambiente y el disfrute real de los derechos fundamentales.