Un informe publicado por la red de información sobre Educación en Europa (Eurydice) refleja que el 87% de los niños europeos de cuatro años recibe educación preescolar. La Comisión Europea considera que fomentar la educación hasta los seis años beneficia a los niños y ayuda a combatir las desventajas sociales, por lo que se ha fijado como objetivo conseguir que la proporción aumente en los próximos años hasta el 90%.
La formación preescolar se ofrece en todos los países comunitarios, si bien las diferencias entre las edades de inicio, las tasas de participación y los sistemas educativos son notables. La práctica totalidad de los niños entre tres y seis años participan en España en el sistema educativo, mientras que la proporción de menores de tres años se sitúa, según datos de 2007, en el 18%, aunque está en aumento. La educación para menores de tres años es también una tendencia al alza en el resto de Europa desde el año 2000, especialmente en Luxemburgo, Reino Unido, Dinamarca y Alemania, y alcanza el 74% de media.
La educación de menores y mayores de tres años está separada en la mayoría de países europeos, aunque algunos como Finlandia, Islandia, Letonia, Noruega, Eslovenia y Suecia optan por reunir a los niños en un solo centro sin diferencia de edad. En España coexisten ambos modelos, al igual que en Chipre, Dinamarca, Grecia y Lituania.
Falta de directrices
El informe de Eurydice denuncia, por otro lado, que muy pocos países europeos ofrecen directrices y recomendaciones centrales para el cuidado de los niños más pequeños. En este sentido, recuerda que es importante que no se superen los 20 ó 25 niños de entre tres y seis años por educador (con o sin asistente) ni los 10 para menores de 36 meses. Asimismo, es importante que el personal al cargo tenga una formación específica adecuada y que los padres se impliquen en el proceso de formación.
Eurydice añade que una de cada seis familias europeas que vive en el umbral de la pobreza incluye entre sus miembros a un niño menor de seis años, sobre todo en Estonia, Italia, Lituania, Luxemburgo, Polonia, Portugal y Reino Unido. Los niños procedentes de familias insertadas en minorías étnicas y aquellos que provienen de hogares monoparentales son los que participan menos en estos procesos educativos no obligatorios, a pesar de que son los que más los necesitan para poder integrarse en la sociedad y lograr oportunidades en el futuro.