Científicos de la División australiana de la Antártida han descubierto que los meteoritos dejan enormes nubes de polvo que pueden tener efectos relevantes en el clima del planeta. En la investigación también han participado estadounidenses y canadienses, que estudiaron un enorme meteorito que hizo explosión al entrar en la atmósfera en septiembre de 2004.
Los efectos de la entrada del meteorito fueron registrados desde la estación australiana de Davis por un instrumento de observación conocido como LIDAR (Light Detection and Ranking), según ha informado Andrew Klekociuk, director del equipo científico.
El LIDAR mide la densidad atmosférica, la temperatura y la velocidad del viento y opera de forma parecida a un radar.Unas horas antes de que el LIDAR registrara el evento, un asteroide había estallado en otra parte de la Antártida, a unos 1.500 kilómetros al oeste de la estación de Davis. El estudio ha permitido determinar la medida de las partículas de polvo dejadas por el meteorito que son 100 veces más grandes de lo que se creía.
Durante las semanas siguientes a la explosión, los granos de polvo caen en forma de lluvia y es posible que tengan un papel importante en el comportamiento del clima de la tierra.
Los científicos australianos continúan la investigación, y el próximo paso será analizar las muestras de partículas de polvo recogidas en las tres estaciones que Australia tiene en la Antártica. Los investigadores esperan que los análisis permitan validar modelos de circulación atmosférica y poner a prueba varias teorías relativas al impacto que los grandes meteoritos tienen en el clima y en el ozono.