Un grupo de científicos de la Universidad de Newcastle (Inglaterra) ha obtenido permiso para transferir el material genético de un embrión a un óvulo no fertilizado de otra mujer. El resultado del experimento no será un bebé con dos madres porque el proceso se detendrá antes, pero servirá para avanzar en el conocimiento de una técnica que puede permitir en el futuro eludir un tipo de enfermedades hereditarias, las llamadas mitocondriales.
El ensayo se interrumpirá antes de que el embrión se desarrolle, pero, si sale bien, el objetivo final será el nacimiento de un niño que tendrá ADN de dos mujeres: el del núcleo -responsable de la mayoría de la información- provendrá de la mujer que aporte el primer óvulo. Pero el niño tendrá una pequeña parte de su ADN proveniente de una segunda mujer, la que aporta el segundo óvulo con unas mitocondrias sanas. Cincuenta de sus 25.000 genes no serán de la pareja, sino de la donante del óvulo.
Las mitocondrias son unas pequeñas estructuras que existen en todas las células del organismo, excepto en los glóbulos rojos. Son la fuente de energía celular y órganos como el cerebro, que consume una gran cantidad de energía, dependen en gran medida de ellas. El ADN mitocondrial únicamente se hereda de la madre y puede transmitir ciertas patologías para las que, de momento, no se conoce tratamiento.
Enfermedades sin tratamiento
Ensayos con ratones han demostrado que es posible evitar estas enfermedades si el material genético de un embrión cuya madre tenga deficiencias en el ADN mitocondrial se extrae del óvulo con la mitocondria con errores genéticos y se transfiere a uno sano. El trabajo del equipo de la Universidad de Newcastle, financiado por la Fundación contra la Distrofia Muscular, se centrará en la miopatía mitocondrial, que causa debilidad muscular y hace que los afectados tengan problemas para moverse y en muchos casos necesiten de una silla de ruedas.
Ahora, estos científicos podrán llevar a cabo experimentos similares con humanos, después de que así lo autorizara la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología del Reino Unido.
Si esta técnica se aplicara en el futuro para evitar el nacimiento de niños con enfermedades mitocondriales, los bebés se parecerían sólo a sus padres y no a la donante del óvulo sano.
En Estados Unidos, los expertos ya anunciaron en 2001 que habían conseguido librar a 15 niños de las enfermedades de sus madres, pero en vez de transferir el núcleo inyectaron un ooplasma sano -el citoplasma del óvulo-, en un óvulo afectado con alguna enfermedad mitocóndrica.