Los Programas de Refuerzo, Orientación y Apoyo (Plan PROA) están pensados para atender a los estudiantes más vulnerables. En su mayoría, se financian entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas, pero varias organizaciones sin fines de lucro toman el relevo y ayudan también de manera gratuita a los alumnos con dificultades. En este artículo se destaca la importancia del Plan PROA, así como la labor de estas entidades y la atención que prestan a estudiantes en situación de riesgo, desventaja o con discapacidad.
Programa de refuerzo, orientación y apoyo
Los alumnos de primaria y secundaria en situación de desventaja educativa se han beneficiado desde el curso 2004-2005 del Plan PROA. Estos Programas de Refuerzo, Orientación y Apoyo atienden, sobre todo, a los estudiantes en situaciones de riesgo o marginación, a quienes se pretende proveer de una educación de calidad. El curso pasado, un total de 4.236 centros educativos se beneficiaron de este programa. La reforma del sistema educativo dejó en suspenso durante unos días la subvención de estos programas, pero el Ejecutivo ha dado marcha atrás y ha anunciado que en 2013 se mantendrán las ayudas.
El Plan PROA atiende sobre todo a estudiantes en situaciones de riesgo o marginación para mejorar su rendimiento académico
El Plan PROA combate «circunstancias de carácter personal o sociocultural» de los alumnos «para mejorar su formación y prevenir los riesgos de exclusión social«. Se benefician de esta iniciativa los estudiantes de primaria y secundaria, que acuden a clases de refuerzo en los propios centros, en horario extraescolar. Esta figura se conoce como acompañamiento escolar. En primaria se centra en los alumnos de 5º y 6º curso con dificultades y problemas de aprendizaje. En secundaria, se dirige a los estudiantes de los tres primeros cursos y se persigue «potenciar el aprendizaje y el rendimiento escolar».
El Plan se completa con el programa de apoyo y refuerzo en educación secundaria, destinado a centros en los que son mayoría los alumnos en situación de desventaja educativa. El fin es mejorar los resultados educativos, la atención a la diversidad y las relaciones entre las familias y los centros, entre otros. Para conseguir estos objetivos, destacan tres líneas de actuación: alumnos, familias y entorno.
Clases de apoyo gratuitas
Pese a las ventajas del Plan PROA, no todos los centros cuentan con este programa. En estos casos, los estudiantes que requieren ayuda tienen la opción de recibir apoyo escolar a través de organizaciones sin ánimo de lucro, que les atienden en horario extraescolar.
En Galicia, Cáritas imparte clases de refuerzo en Padrón. La iniciativa se dirige a alumnos de 4 a 12 años cuyas familias carecen de recursos para pagar clases privadas o están desestructuradas. Este programa es posible gracias a la labor de dos profesoras (una jubilada) y tres personas voluntarias, que imparten las clases de refuerzo. Los beneficiarios pasan una evaluación previa antes de tomar parte y acuden a las clases dos días por semana.
La experiencia se repite en Baeza (Jaén), donde Cáritas da clases de matemáticas, lengua e inglés a menores de 1º a 6º de primaria.
En Huesca, esta entidad atiende a más de 50 estudiantes, que forman parte del programa de apoyo escolar. «Hacen sus tareas académicas, se les asesora, se transmiten valores y conviven con otros niños/as de otros colegios», explica la organización.
Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Castilla La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia y Navarra, estas son las comunidades donde la Fundación Secretariado Gitano desarrolla el programa «Aulas promociona». Este se dirige a estudiantes de etnia gitana para ayudarles a mejorar su nivel académico, a la vez que siguen unas rutinas y normas escolares.
En Cádiz, alumnos voluntarios de la universidad participan en el programa de apoyo escolar, que intenta combatir el fracaso escolar y el abandono de los estudios. Se destina a «niños con dificultades escolares y sociales, que forman parte del Programa de Familia e Infancia del Ayuntamiento de Cádiz». Los voluntarios les ayudan con sus conocimientos a mejorar su rendimiento académico.
Atención a menores con discapacidad
La inclusión escolar de los menores con discapacidad preocupa, por lo que se buscan ayudas para favorecerla. El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) recibió en 2011 numerosas consultas relativas a la carencia de apoyos adecuados. Diferentes asociaciones intentan paliar esta situación.
Las personas con discapacidad auditiva de Andalucía cuentan con el apoyo de la Federación Andaluza de Familias de Personas Sordas (FAPAS), que lleva a cabo un programa de apoyos curriculares en las asociaciones de Huelva, Málaga, Granada, Almería, Córdoba y Sevilla para «paliar el retraso en el desarrollo escolar y académico del alumnado». El programa es amplio, se dirige a estudiantes de educación infantil, primaria, secundaria, bachillerato o ciclos formativos medios y superiores y educación de adultos, sin necesidad de que sean socios de las organizaciones. Debido a la crisis, eso sí, algunas de estas se han visto obligadas a establecer una cuota para acceder a este servicio.
En Granada, ASPRODES también atiende a niños sordos a través del programa de apoyo escolar. En su caso, se centra en menores con discapacidad auditiva de Primaria y ESO, durante los nueve meses del curso escolar, detalla la organización.
DOWN La Rioja ofrece apoyo educativo a los niños para «favorecer la adquisición de los aprendizajes básicos escolares». La ayuda se presta en colaboración con las familias y los centros para reforzar las habilidades básicas, atender sus necesidades específicas y que los familiares colaboren en el programa.
También la Asociación Caminar, en Ciudad Real, cuenta con un programa de pedagogía terapéutica y apoyo escolar para «la formación académica y la integración social de niños y jóvenes con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales, como medio para favorecer una vida autónoma e independiente».