Una estancia lingüística en el extranjero es una de las mejores vías para perfeccionar los conocimientos de un idioma. La exposición continua a la lengua y el ritmo de clases diarias son un impulso para mejorar las habilidades idiomáticas del estudiante. Pero que la experiencia tenga éxito y se obtengan los resultados deseados depende de una buena elección.
Imagen: Shane Global Language Centres
Aprovechar el largo periodo de vacaciones estivales escolares para realizar un curso de idiomas es una de las alternativas preferidas por las familias que desean que sus hijos aprendan o perfeccionen los conocimientos de una lengua extranjera. Tal como indican desde la Asociación de Promotores de Cursos en el Extranjero (ASEPROCE), más de 150.000 españoles se desplazaron el pasado año a otros países para realizar un curso de idiomas, en su mayoría (77%), menores de edad.
Hay una oferta específica de programas adaptada a las necesidades de los jóvenes y adolescentes
Aunque para este segmento de la población, entre 10 y 17 años, se diseña una oferta específica de programas de idiomas en el extranjero adaptada a sus necesidades, las opciones son muy variadas. El país de destino, la organización, el alojamiento, la duración o las horas de clase son algunos de los factores que deben meditar las familias con detenimiento y con criterio para que su elección sea acertada. Como apuntan desde la agencia especializada en estos cursos Interway, para que la estancia sea un éxito, al elegir el programa hay que tener en cuenta «la edad, el nivel de inglés, la personalidad y la experiencia previa del estudiante».
La agencia
El primer paso que deben dar las familias es buscar una organización o agencia que imparta programas de calidad. Juan Manuel Elizalde, presidente de ASEPROCE, señala que lo más importante «es contratar el curso con una organización que dé garantías, que tenga capacidad de respuesta y experiencia».
La opinión de otras familias es un referente importante al elegir una agencia
¿Dónde buscar está garantía? Además de los diferentes sellos y distintivos de calidad con que cuentan algunas asociaciones y organizaciones de centros de idiomas, una de las opciones es valorar la experiencia previa de otros padres con estos cursos. Su opinión es un referente importante en el momento de determinar si el programa de una agencia responde a las expectativas y si los servicios que presta son los adecuados a las necesidades del alumno. Si se desconoce a otras familias a quienes preguntar, una alternativa es solicitar a la agencia el contacto de otros usuarios que hayan utilizado sus servicios para contrastar opiniones.
Tanto desde ASEPROCE como desde la Embajada de Estados Unidos recomiendan que las familias comprueben que son empresas legalmente establecidas y se informen de su estatus jurídico en España, los nombres de las personas responsables, los años de experiencia en el sector, el número de alumnos que acogen cada año y si cuentan con asociados u otras entidades vinculadas en los países de destino de los cursos.
La edad del estudiante
Aunque algunas agencias imparten programas para niños a partir de 8 años, los especialistas del sector recomiendan para esta edad los campamentos y cursos de idiomas que no impliquen salir al extranjero. Juan Manuel Elizalde apunta que «una buena edad para empezar a salir al extranjero oscila entre los diez y los once años», aunque «siempre que se tengan conocimientos previos de la lengua», matiza.
En función de la edad y la experiencia previa, las agencias recomiendan distintos programas
En función de la edad y la experiencia previa, las agencias recomiendan distintos programas. En el caso de los más jóvenes e inexpertos, que nunca han salido fuera del país solos, se recomiendan programas de idiomas de menor duración (entre tres y cuatro semanas), con alojamiento en residencia, ya que tienen la ventaja de contar con una atención y supervisión más intensa que en las familias de acogida. La mayoría de las agencias ofrecen servicios de asesoramiento para ayudar a los padres a elegir el programa adecuado al rango de edad del alumno.
La escuela y las clases
En general, las clases de idiomas en el extranjero se imparten en escuelas o centros asociados a la agencia organizadora. Antes de contratar, es preciso que las familias conozcan los detalles de la escuela y verifiquen que está acreditada por organismos oficiales del país donde se ubica. Es fundamental conocer con antelación la ubicación del centro, comprobar las distancias entre éste y el alojamiento del alumno, tener claras las opciones de transporte entre ambos lugares y si el coste de estos traslados está incluido o no en el precio del programa.
Hay que valorar las distintas opciones lectivas que tiene el estudiante
Por otra parte, hay que valorar las distintas opciones lectivas que tiene el estudiante. Entre otros aspectos, es necesario prestar atención al número de clases (más o menos intensivo según los objetivos de aprendizaje que se persiguen), la duración de las mismas (en general, son inferiores a una hora), el número de alumnos por clase y su nacionalidad o la profesionalidad y experiencia del profesorado para impartir clases a alumnos jóvenes. Elizalde apunta que para los más jóvenes es suficiente con un programa de tres o cuatro semanas, con 15 horas de clase semanales, «el equivalente a las horas dedicadas al aprendizaje de idiomas en un curso académico normal».
El alojamiento
Elegir bien el lugar donde se alojará el estudiante durante su estancia es primordial para que la experiencia resulte fructífera. Las dos opciones principales para alumnos entre 10 y 17 años son familias de acogida o residencia.
Actividades extraacadémicas
Las familias deben verificar que las actividades extraacadémicas son adecuadas a la edad e intereses del alumno
La mayoría de los programas de idiomas dirigidos a niños y adolescentes incluyen en su programación diaria, además de las clases, una serie de actividades extraacadémicas para completar la jornada del estudiante. En general, se organizan excursiones a otras localidades y sitios de interés cultural y turístico, así como prácticas de diferentes deportes.
Las familias también deben verificar que estas actividades son adecuadas a la edad e intereses del alumno, e informarse de diferentes aspectos relativos a ellas, como el transporte que se utiliza para los desplazamientos, el acompañamiento y supervisión por parte de monitores o si la comida está o no incluida en las excursiones, para prevenir posibles gastos extras.
Algunas agencias organizan también programas combinados de idiomas y deportes, donde ambas actividades tienen el mismo peso para el alumno. Si se opta por esta alternativa, es recomendable consultar antes si es necesario que el estudiante tenga un determinado nivel deportivo, para aprovechar con éxito la formación y la calidad del profesorado.
Hay diferentes distintivos y sellos de calidad que suponen para las familias la garantía de que la agencia organizadora cumple determinados criterios y estándares. Estos son algunos de los más destacados: