Del mismo modo que las empresas velan porque sus trabajadores desarrollen su actividad en un entorno adaptado a sus características y necesidades para que no influya en la productividad, los centros educativos deben evaluar y acomodar los espacios escolares para que, tanto los docentes como los alumnos, puedan llevar a cabo la actividad académica en óptimas condiciones. Obtener el mayor rendimiento posible de la luz natural, no exponerse de forma continuada a niveles elevados de ruido o evitar cambios bruscos de temperatura son algunas pautas que los especialistas en ergonomía escolar recomiendan aplicar en las aulas.
Los espacios escolares influyen sobre los resultados académicos de los alumnos. Así lo confirman distintas investigaciones realizadas en torno al impacto que las condiciones ambientales y ergonómicas de los centros educativos tienen en el rendimiento de los estudiantes y en la labor de los docentes. El profesor de la Universidad de Durham (Reino Unido) Steve Higgins, en su revisión literaria ‘El impacto de los ambientes educativos’, subraya una evidencia clara de que «ambientes de aprendizaje extremadamente pobres tienen un efecto negativo en los estudiantes y el personal docente», así como que, al mejorarlo, «se obtienen beneficios significativos».
«Son necesarios aire limpio, buena iluminación y un ambiente de aprendizaje tranquilo, cómodo y seguro»
La calidad interna del aire, ventilación y confort térmico, iluminación, acústica y el tamaño de la escuela y de las aulas son algunos de los atributos espaciales que pueden incidir sobre el rendimiento de alumnos y profesores, tal como apunta Mark Schneider, del Centro Nacional de Estadísticas Educativas estadounidense. Su trabajo de investigación ‘¿Afectan los espacios educativos a los resultados académicos?’ concluye que «son necesarios aire limpio, buena iluminación, y un ambiente de aprendizaje tranquilo, cómodo y seguro».
Iluminación adecuada
Entre los problemas específicos de las instalaciones de alumbrado de un centro educativo, la ‘Guía Técnica de Eficiencia Energética en los Centros Docentes’, del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, destaca: la entrada de luz natural por una ventana que dificulte la visión de la pizarra e imposibilite la lectura de su contenido, las luminarias mal colocadas que causan deslumbramientos directos, las lámparas con color y potencia inadecuada que pueden hacer indescifrable la escritura en un cuaderno o una distribución deficiente de los emisores de luz (naturales y artificiales), que provocan que las sombras del alumno distorsionen la visión.
Para adaptar de forma adecuada la iluminación a las necesidades de los escolares y docentes, los especialistas recomiendan:
Niveles de ruido
La contaminación acústica juega un importante papel en el ámbito escolar
La contaminación acústica juega un importante papel en el ámbito escolar, el ruido ambiental o una reverberación inadecuada «producen interferencias en los procesos de comunicación y en los cognitivos». Así lo afirman los especialistas del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo en su publicación digital ERGA-Primaria, una revista de carácter pedagógico e informativo sobre las condiciones de salud y seguridad en el entorno escolar.
Además de las condiciones ambientales intrínsecas a un centro escolar (ruidos de niños en el patio, durante las actividades deportivas, etc.), numerosos espacios educativos destacan por una ubicación en emplazamientos muy ruidosos. Estos factores suponen en muchos casos un esfuerzo extra para la voz del docente, que debe competir con estos ruidos para poder comunicarse de forma efectiva con los alumnos. Algunas sencillas pautas pueden prevenir esta situación:
Ni frío, ni calor
La temperatura debe estar comprendida entre 17°C y 27°C
El Real Decreto 486/1997, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud que deben cumplir los lugares de trabajo, recoge que la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios (como las escuelas) «estará comprendida entre 17°C y 27°C». Según las indicaciones del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, para respetar estos criterios, en invierno, al llevar ropa de abrigo, la temperatura debe mantenerse entre 17°C y 24°C y en verano, al usarse ropa ligera, los parámetros se sitúan entre 23°C y 27°C. Para mantener estos niveles se recomienda:
La implementación de espacios escolares efectivos ha adquirido mayor relevancia en los últimos años y comienza a considerarse entre los objetivos de las administraciones educativas. El Centro para Ambientes de Aprendizajes Efectivos, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), trabaja en la actualidad en un estudio piloto internacional para evaluar la calidad de los espacios educativos de sus países miembros.
Entre los 22 Objetivos del Rendimiento de la Calidad (ORC) que se plantean en esta investigación, se revisará que los espacios donde aprenden los estudiantes cumplen con niveles aceptables de silencio, con la suficiente cantidad y calidad de iluminación y con una temperatura del aire y humedad en rangos aceptables.