El contenido es esencial, pero el continente marca la diferencia. Cuando un estudiante debe presentar ante un profesor un examen o trabajo académico, tiene que atender a la corrección de las respuestas o textos, pero también a la presentación formal de los mismos. La imagen visual que transmite un documento en el que se ha cuidado la pulcritud, el orden y la legibilidad ayuda a obtener una valoración positiva y reporta una impresión favorable del alumno al docente.
Elaborar un trabajo académico o preparar un examen requiere un importante esfuerzo intelectual por parte del estudiante. Lo primordial es acertar en los contenidos y conseguir que estos respondan a las cuestiones e indicaciones planteadas por el docente. Pero no es el único aspecto que debe atender un alumno al presentar sus documentos académicos. El continente también importa.
«La buena presentación tiene como finalidad resaltar la riqueza del trabajo y facilitar su lectura»
En su obra ‘Estrategias de aprendizaje’, el pedagogo José Bernardo Carrasco sostiene que la «buena presentación tiene como finalidad resaltar la riqueza del trabajo y facilitar su lectura». La ortografía y la corrección de las frases y la claridad del razonamiento son claves para lograr una presentación adecuada, pero hay que sumar «una letra clara y legible o el uso de mayúsculas o subrayados que destaquen las partes fundamentales y diferencien las ideas principales de las secundarias», señala Carrasco.
Criterio de corrección
Más allá del contenido, la presentación de un trabajo o examen puede influir de forma positiva o negativa en la calificación del mismo. Entre los criterios generales de corrección que marcan cada año las comisiones organizadoras de las pruebas de acceso a la universidad (selectividad), la adecuada presentación se incluye por lo general como uno de los parámetros que deben valorar los correctores de los ejercicios. Entre los aspectos formales de presentación que se consideran en estas pruebas destaca la pulcritud y legibilidad del documento, la organización armónica de los contenidos y la estructuración ordenada de las ideas por medio de apartados o epígrafes divisores.
La presentación de un trabajo o examen puede influir de forma positiva o negativa en la calificación
Estas características, ya sea en un examen o en un trabajo académico, trasladan al docente una primera visión general sobre la calidad del documento o ejercicio y el interés que el estudiante ha puesto en su realización. «La corrección de un trabajo bien presentado resulta más fácil para el profesor y lo predispone para una buena valoración», afirma María del Mar Vázquez, doctora en Filosofía con más de 20 años de experiencia docente en la Universidad de Sevilla. «No es determinante para la calificación, ya que priman los contenidos», matiza Vázquez, pero «entre un trabajo ordenado, claro y legible y otro mal presentado, tiene más posibilidades de obtener una evaluación superior el primero».
Pautas de estilo para presentar un examen
Para lograr una presentación correcta de los escritos académicos, es necesario seguir una serie de pautas de estilo esenciales para que su lectura resulte cómoda, fácil y atractiva para el docente. En el caso de los exámenes manuscritos, los especialistas recomiendan atender a diferentes aspectos durante su realización:
Para transmitir orden y coherencia en un examen, se puede recurrir a diferentes técnicas de realce con recursos tipográficos comunes y otros elementos gráficos: