El yacimiento de Irikaitz, situado en Zestoa (Guipúzcoa), alberga una placa de hogar utilizada para hacer fuego hace unos 250.000 años, en el periodo Paleolítico Inferior. Este hallazgo podría arrojar luz sobre la capacidad que el Homo Heidelbergensis tenía para utilizar el fuego.
Se trata de una pequeña estructura circular, claramente «intencionada», de casi un metro de diámetro, con componentes de basalto y otro tipo de minerales que tienen cualidades refractarias, lo que los hace idóneos para aprovechar el calor del fuego, explicó el director de estas excavaciones, Álvaro Arrizabalaga. Algunas de estas piedras aparecen «intensamente quemadas» y su posterior análisis permitirá hacer una datación más rigurosa sobre el momento en que fueron utilizadas.
Además, los restos se encuentran cerca de otra estructura que podría haber sido utilizada como «paravientos» o como parte de una choza, una ubicación adecuada para mantener vivas las llamas de una fogata, apuntó el investigador. Arrizabalaga señaló que es «poco compatible» que los Heidelbergensis fueran capaces de seleccionar estos materiales específicos y de elaborar una placa de hogar como ésta y que luego no tuviesen los conocimientos necesarios para controlar el fuego.
El equipo de Arrizabalaga, formado por arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, lleva a cabo sus prospecciones estivales en este espacio desde hace una década, periodo durante el cual también han descubierto un gran número de instrumentos de piedra que apuntan a que este sitio era habitualmente utilizado para tallar minerales. Las investigaciones han desvelado que estos seres humanos estuvieron acudiendo a este lugar durante milenios, tal vez por las ventajas que ofrecía este paraje para cazar o por su riqueza en materias primas.