La pasada semana el presidente del Gobierno de Estados Unidos, George W. Bush, anunció la cancelación de las misiones de mantenimiento del telescopio espacial «Hubble» previstas para los próximos años. Cuando se hizo este anuncio, estaba previsto instalar en él una nueva cámara y un espectrógrafo ultravioleta de alta sensibilidad.
Algunos analistas consideran que este telescopio -que fue imaginado en los años 20, concebido en los 40, construido en la década de los 80 y lanzado en los 90- puede seguir operativo durante cuatro o cinco años más. «Podría morir mañana o durar hasta 2010», dijo Steven Beckwith, de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore).
A lo largo de sus casi 14 años de operatividad, el «Hubble» ha revolucionado la Astronomía. Con una visión cuatro mil millones de veces más aguda que el ojo humano, el telescopio ha ofrecido respuestas a miles de interrogantes y, paralelamente, ha confirmado teorías que llegaron a ser cuestionadas por acreditados investigadores durante muchos años. Y es que el ritmo de descubrimientos del «Hubble» no ha tenido precedentes en ningún otro telescopio. Sus espectaculares imágenes y hallazgos, sobre los «agujeros negros», las colisiones de galaxias y los objetos exóticos en las fronteras del Universo observable, han llegado a millones de hogares a través de los medios de comunicación impresos y audiovisuales, así como por Internet.
«Renacuajo»
El año pasado, sin ir más lejos, el «Hubble» obtuvo retratos impensables del Universo como el «canibalismo galáctico», que era sólo una teoría hasta que el telescopio captó imágenes de una galaxia gigantesca en el trance de devorar a otra de menor tamaño. Los astrónomos bautizaron a esta gigantesca galaxia, situada a 420 millones de años-luz de la Tierra, con el nombre de «Renacuajo». También en 2003, científicos de la Universidad Wisconsin-Madison calcularon, gracias al «Hubble», que Neptuno tiene estaciones como la Tierra, aunque su duración es de unos 40 años.
En esta lista de grandes logros del telescopio espacial concebido en memoria de Edwin Hubble, que demostró la expansión del Universo al observar con el mítico telescopio de Monte Palomar cómo las galaxias tienden a alejarse entre sí, figura también el haber detectado con una nitidez sin precedentes el objeto más frío del cosmos. Se encuentra situado en la Nebulosa Boomerang, en la constelación de Centauro, a unos 5.000 años-luz de nuestro planeta. Esa nebulosa tiene una temperatura de 272 grados centígrados bajo cero, un sólo grado más caliente o menos frío que el cero absoluto.
«Miopía»
Sin embargo, los primeros años de existencia del «Hubble» estuvieron marcados por el desconcierto y la incertidumbre sobre su futuro, fundamentalmente por la aberración esférica en su espejo principal de 2,4 metros. Esta «miopía» provocaba una serie de distorsiones en las imágenes, que debían ser tratadas varias veces con avanzadas plataformas informáticas, hasta que fue corregida. También se modernizaron algunos instrumentos científicos, como la cámara infrarroja de espectrómetros multiobjetos.
Gracias al aumento de un 40% en su sensibilidad, la cámara «Nicmos» obtuvo en el año 2002 una serie de imágenes de una colisión galáctica y de un anillo de formación de estrellas. Igualmente, este telescopio captó rastros nunca vistos de materia y antimateria lanzados por la Nebulosa del Cangrejo, considerada por los astrónomos y astrofísicos como un asombroso generador cósmico.
En esta lista de hallazgos destacan también observaciones que han abierto nuevos capítulos en la historia de la Astronomía. A los cinco años de su lanzamiento, la NASA orientó al «Hubble» hacia una región oscura del firmamento observable desde el hemisferio norte. En diez días retrató miles de galaxias de distintas edades y estados de evolución, cuya luz había empezado a viajar hacia nuestro planeta cuando el Universo tenía el 10% de su edad actual.
La imagen más profunda del cosmos, un auténtico viaje en el tiempo y en el espacio, fue en la que más esfuerzo invirtieron los investigadores. Tres años después apuntó hacia el hemisferio sur. La instantánea de un Universo más joven reveló que el cosmos es homogéneo en todas sus direcciones. En 1999 cumplió otro de sus objetivos al calcular la velocidad de expansión del Universo. Se logró determinar un valor preciso de la constante de Hubble, que marca el ritmo de expansión del Universo y así se fijó su antigüedad en 12.000 millones de años.