El gran «agujero negro» de la Vía Láctea, cuya existencia se confirmó en el año 2000, parece estar rodeado por al menos otros 10.000 más relativamente pequeños, lo que representaría la mayor concentración de estos fenómenos en la Galaxia, según observaciones realizadas por científicos desde el Observatorio de Rayos-x Chandra de la NASA.
Estos «agujeros negros» de masa estelar relativamente pequeña, junto con estrellas de neutrones, parecen haber emigrado al Centro Galáctico a lo largo de varios miles de millones de años y orbitarían alrededor del «supermasivo», afirma Michael Muno, de la Universidad de Los Ángeles (EE.UU.) y uno de los responsables de este descubrimiento.
Este «cementerio de densidad estelar» se había supuesto ya desde hacía años, pero lo observado ahora representa la mejor evidencia para intentar descifrar desde cuándo existe y entender mejor el crecimiento del «agujero negro» situado en el centro de la Vía Láctea.
El descubrimiento se realizó dentro del programa de Chandra sobre la región en torno a Sagittarius A y el gran «agujero negro». El equipo de Muno buscó en esa región las fuentes de rayos X con más posibilidades de tener «agujeros negros» y estrellas de neutrones con actividad, mediante la selección únicamente de aquéllas más brillantes y que sólo mostraban amplias variaciones en la producción de sus rayos X.
Esas características particulares están asociadas a los «agujeros negros» y estrellas de neutrones en sistemas estelares binarios y que lanzan materia de estrellas cercanas. «La elevada concentración de estas fuentes que se observó (con el Chandra) implica que un gran número de ‘agujeros negros’ y estrellas de neutrones se han acumulado en el centro de la Galaxia», explica Muno.
Hace un década, otro de los responsables de este trabajo, el científico Mark Morris, predijo que un proceso llamado fricción dinámica provocaría que los «agujeros negros» estelares, formados a partir de restos de explosiones de estrellas masivas, tenderían a hundirse hacia el centro de la Galaxia.