La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha decretado Patrimonio de la Humanidad las cuevas de arte rupestre paleolítico de Cantabria, Asturias y País Vasco, dentro de la ampliación de la declaración de la cueva de Altamira. El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco tomó esta decisión en el marco de la XXXI reunión anual que celebra desde el pasado 2 de julio y hasta el próximo día 10 en Québec (Canadá).
La candidatura española, que fue seleccionada el pasado 20 de junio en París, fue elegida hace dos años por España. Estaba formada por 14 cuevas: Tito Bustillo, Peña de Candamo, Llonín y el Pindal, en Asturias; Chufín, Hornos de la Peña, El Castillo, La Pasiega, Las Monedas, Pendo, La Garma y Covalanas, en Cantabria, y Santimamiñe y Ekain, en el País Vasco.
En febrero pasado, el consejo que asesora a la Unesco sugirió a Asturias, Cantabria y el País Vasco que incluyeran otros tres yacimientos en su propuesta: las cuevas de Covaciella, en Asturias; Las Chimeneas, en Cantabria, y Altxerri, en el País Vasco.
La cueva de Altamira, que conserva uno de los ciclos pictóricos más importantes de la prehistoria, forma parte de la Lista del Patrimonio Mundial desde 1985 por unos valores que, según esas tres comunidades, también son aplicables a los otros yacimientos que formaban parte de la propuesta. Así, se pretendía que, bajo la denominación de Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica, se unieran a Altamira en la inscripción como Bien Cultural.
La propuesta se basaba en el número y la densidad de las cavernas, su buen estado de conservación, su rico repertorio iconográfico, la diversidad de técnicas y estilos que reúnen, y la antigüedad de las pinturas.