Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de California con resonancia magnética por imágenes (MRI) revela que los sentimientos que suscitan las múltiples formas de rechazo o exclusión social originan la misma respuesta en el cerebro que el dolor físico.
El profesor Matthew Lieberman, director de la investigación, y sus colaboradores afirman que esta respuesta común del cerebro al dolor físico y al que nos produce ser rechazados por nuestros semejantes tiene una explicación evolutiva, ya que sería importante para garantizar la supervivencia de la especie humana.
Para efectuar este trabajo, el equipo reclutó a trece universitarios que fueron sometidos a exploraciones con resonancia magnética por imágenes (MRI), tras participar en un juego de ordenador en el que dos figuras virtuales y el jugador humano se lanzan una bola. En un momento determinado, alegando a veces fallos técnicos, algunos estudiantes fueron apartados del juego.
Al ser interpelados por los investigadores, esos jóvenes excluidos expresaron las mismas sensaciones de pesar y decepción que manifiestan las personas que sufren rechazo social. Las exploraciones que inmediatamente se practicaron a esas personas revelaron que se había activado el córtex anterior cingulado, una región del cerebro implicada en la respuesta al dolor físico.
En los voluntarios a los que se indujo ese mismo sentimiento de rechazo, pero que reaccionaron verbalmente con más escepticismo, se observó una activación en una parte del córtex prefrontal, que procesa nuestros sentimientos y regula el autocontrol.