Un paleontólogo británico ha descubierto que el «Homo sapiens» llegó a Europa hace unos 46.000 años, se expandió por el continente más rápidamente de lo que se creía hasta ahora y convivió con los neandertales «sólo» 6.000 años, y no 10.000 como se pensaba. Paul Mellars, del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha llegado a estas conclusiones tras aplicar a restos fósiles de nuestros ancestros el método del carbono 14 con dos recientes mejoras que permiten una mayor precisión al establecer fechas de la que se tenía hasta ahora.
Esta técnica parte de que todo ser vivo tiene hasta la muerte una cierta cantidad de ese isótopo que, cuando el organismo muere, se desintegra a un ritmo constante: cada 5.568 años la cantidad de carbono 14 se reduce a la mitad. Como se conoce la cantidad de ese elemento presente en diferentes especies vegetales y animales, es posible establecer su antigüedad a partir de la que presentan sus restos fósiles.
Mellars ha corregido dos posibles fuentes de error: la contaminación externa y la cambiante proporción del gas en la atmósfera terrestre. La contaminación de una muestra de hace 40.000 años con sólo un 1% de carbono moderno supone un «rejuvenecimiento» de la pieza en 7.000 años y justifica la necesidad de repetir las antiguas mediciones con que se contaba, como ha hecho ahora el experto británico.
Frente a los hace aproximadamente 40.000 años en que la mayoría de los expertos situaban hasta ahora la entrada de nuestra especie en Europa, Mellars apunta hoy en un estudio publicado en la revista «Nature» que el «H. Sapiens» llegó a Oriente Próximo hace unos 49.000 años, cruzó el Bósforo hace 46.000, y pisó Francia y España hace 41.000 años. Estas fechas encajan con algunas de las más antiguas representaciones de arte rupestre europeas, las de la cueva francesa de Chauvet, que están datadas hace unos 36.000 años. Además, la convivencia entre nuestros antepasados y los neandertales no llegó a los 10.000 años, sino que se redujo a los 6.000.