El interior de la luna contiene tanta agua como el manto superior de la Tierra, lo que supone una cantidad 100 veces superior a la que se creía, según un estudio desarrollado por científicos de la Institución Carnegie. Los científicos descubrieron el agua en el magma lunar, concretamente atrapada en los cristales que se encuentran en el interior de diminutas cuentas de vidrio volcánico que salen a la superficie debido a las erupciones que sufre periódicamente el satélite.
La verdadera importancia de este hallazgo reside en que «desafía las suposiciones de cómo se formó la Luna y cuál es el origen del agua congelada que el astro posee en sus polos, al igual que la Tierra», indicaron los autores del trabajo. En este sentido, el investigador James Van Orman señaló que «el interior de la Luna parece ser bastante similar al interior de la Tierra» ya que los datos analizados determinaron que las concentraciones de agua y elementos volátiles como el flúor, cloro y azufre en el magma lunar son «casi idénticos» a las concentraciones que se registran en el magma solidificado en medio del océano en la Tierra.
Este descubrimiento, publicado en la revista «Science», refuerza la teoría de que la Luna y la Tierra tienen «un origen común» que, según explicó Van Orman, defienden algunos científicos y que se basa en que un gran impacto en los orígenes del planeta provocó la expulsión de materias a la órbita de las que se formó la Luna. Sin embargo, esta teoría tiene también sus «fallos». Algunos científicos aseguran así que un impacto como el que se describe en esta teoría debería haber acabado con el agua debido al calor, por lo que no podría formar parte del satélite.
El geoquímico del Carnegie Erik Hauri defendió otra de las teorías que también pueden solucionarse tras este hallazgo. A juicio de Hauri, la cantidad de agua hallada en la Luna debería «obligar» a los científicos a considerar la actividad volcánica como una posible fuente del hielo que se encuentran en las sombras de los cráteres en los polos.