Dos personas iguales genéticamente, como los gemelos, con el paso del tiempo acaban siendo distintas. Esto es así porque el medio ambiente altera la regulación de los genes, porque la alimentación, la forma de vida acaba por producir «modificaciones químicas del ADN», asegura Mario Fraga, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y principal autor de un estudio que hoy publica la revista «Proceedings».
Fraga demuestra por primera vez que los gemelos monozigóticos van acumulando diferencias epigenéticas a lo largo de su vida que les hacen distintos. «Los gemelos son genéticamente iguales, con lo que cabría esperar que también lo fueran físicamente, pero todos sabemos que eso no es así», detalla el científico, quien explica que si bien de niños mantienen un parecido total, éste se va perdiendo con el paso de los años. «Por primera vez hemos encontrado que hay unos mecanismos epigenéticos que actúan en función del medio ambiente al que esté sometido el individuo», precisa.
Todo ello va configurando una especie de registro, que va determinando el genotipo de cada persona, que define no sólo su aspecto físico, sino también las enfermedades que puede padecer.
La investigación se llevó a cabo con gemelos idénticos, pero las conclusiones son válidas para el resto. «Eso mismo nos ocurre a todos, que se nos graba en un registro epigenético todo lo que va pasando», detalla Fraga.
Conocer ese mecanismo abre las puertas a muchas otras investigaciones que llegarán después: «Es importante porque es clave para entender enfermedades como el cáncer; cómo afectan a la enfermedad los fenómenos que van ocurriendo a lo largo de la vida», concluye.