El próximo 26 de junio despegará desde la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg, en California, el satélite de la NASA «Aura», con el objetivo de obtener nueva información sobre la capa de ozono de la Tierra y elaborar un plan para la búsqueda de otros planetas con capacidad de permitir el desarrollo de la vida.
«Nos permitirá analizar el sistema planetario de la Tierra y cómo opera en conjunto», afirma Ghassem Asrar, responsable de Ciencias Terrestres de la Agencia Espacial estadounidense. «El conocimiento que obtengamos servirá para informar de nuestras conclusiones sobre qué buscar en el resto de la galaxia, a medida que buscamos vida en otros planetas», agrega.
Satélites como el «Aura», construidos con el fin de analizar tierra, mar y aire, son el último esfuerzo para entender las causas y las consecuencias del cambio climático. «Será relevante para el común de la gente porque nos dirá algo sobre la atmósfera terrestre y cómo y por qué está cambiando», dijo Richard Holdaway, del Laboratorio Rutherford Appleton, en Oxfordshire (Reino Unido).
Entre los instrumentos avanzados del «Aura» se encuentra la Sonda de Alta Resolución Dinámica (HIRDLS por sus siglas en inglés), un aparato británico que analizará la Tropopausa, que es donde la Troposfera -la capa inferior de la atmósfera- limita con la Estratosfera.
En particular, el ingenio de la NASA estudiará la relación entre el ozono de la parte baja de la atmósfera, que es dañino para la vida y principalmente es causado por químicos artificiales, y el de la parte alta, que protege de los rayos ultravioleta y que es destruido por estos mismos productos.
La Agencia prevé que los primeros datos verificados del «Aura» estén disponibles para los científicos en nueve meses, y después seguirá llegando información durante al menos seis años, y posiblemente una década.