La publicación de los resultados de la 1ª Evaluación General de Diagnóstico realizada a los alumnos españoles de 4º curso de primaria ha suscitado de nuevo el debate sobre el «estado de salud» del sistema educativo. Más allá de las comparaciones entre las diferentes comunidades autónomas, persiste un problema global: «El valor que se otorga a la formación como una apuesta de futuro». Así lo expresa Ferran Ferrer, Catedrático de Educación Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona, especializado en el estudio de los sistemas educativos desde una perspectiva internacional. «Éste es el factor clave que explica los buenos resultados de los países punteros en educación», apunta Ferrer.
Todas las evaluaciones miden con un mismo estándar o criterio el nivel de preparación de los alumnos en determinadas competencias. En el caso de las nacionales, como la 1ª Evaluación General de Diagnóstico, el referente para esta medición es el currículum nacional, mientras que en las internacionales, como PISA, se utiliza un currículum internacional teórico que nos permite compararnos con otros países. En ambos casos, el objetivo es conocer, más allá de lo que digan los profesores, hasta qué punto están preparados los estudiantes y, a partir de eso, saber cuál es el estado de salud de un sistema educativo para poder llevar a cabo políticas de mejora y medidas correctoras si es necesario.
En las comparaciones internacionales se observa que nuestro sistema educativo no destaca por su buen funcionamiento en el contexto de los países desarrollados, estamos entre quienes obtienen puntuaciones medias. Tenemos una situación que es francamente mejorable.
“Diversas autonomías no alcanzan los estándares mínimos marcados en el currículum”
Son notables. En la 1ª Evaluación de Diagnóstico, se destaca de una manera más clara el contraste entre los resultados de los alumnos de las distintas comunidades autónomas. Estas diferencias son preocupantes. No tanto porque haya muchas o pocas divergencias, sino por el hecho de que hay una serie de autonomías que no alcanzan los estándares mínimos marcados en el currículum nacional.
Hay un problema generalizado, que es la competencia lectora, que además no es exclusivo de España, sino también de otros países, aunque en el nuestro de una manera más intensa. La importancia de este factor radica en que todos los elementos que giran alrededor de él, como la expresión y la comprensión oral y escrita, son fundamentales para el aprendizaje de otras materias. Por tanto, los resultados nos indican que los alumnos fallan en un elemento instrumental esencial y que se requiere un esfuerzo desde el sistema educativo para mejorar los estándares en esta competencia.
Las mayores diferencias se detectan entre los centros públicos y los privados concertados, con unos resultados a favor de estos últimos. La explicación fundamental de esta divergencia no es tanto un tema de gestión de un tipo de colegio frente a otro, sino que lo determinante es el tipo de población escolar que atienden. Los niños de familias con un nivel socioeconómico y cultural más alto acuden a colegios concertados y tanto las evaluaciones nacionales como las internacionales evidencian que los resultados de los estudiantes están muy mediatizados por este factor.
“Relacionarse con otros compañeros de nivel sociocultural y económico más alto incrementa aún más las diferencias”
Hay que considerar que en los resultados incide un doble factor. Por una parte, la “mochila socioeconómica y cultural” que lleva el niño encima por su propia familia, pero también el hecho de relacionarse con otros compañeros de nivel sociocultural y económico más alto incrementa aún más las diferencias. La política educativa puede intervenir sobre esto si promueve que los centros públicos y privados sean más heterogéneos desde el punto de vista de la población escolar. Los países con mayor equidad educativa, con menos desigualdades y con mejores resultados en excelencia, son capaces de tener poblaciones escolares más heterogéneas en los centros.
El primero de los elementos que se debe tener en cuenta es una formación del profesorado de más alto nivel. Considero que los nuevos planes de estudio de grado, así como el nuevo máster de Educación Secundaria, pueden resultar de gran ayuda para alcanzar esta mejora en nuestro país. Otro aspecto fundamental es el prestigio social del docente. Es necesario fomentar el respeto y la valoración hacia los profesores, que las mismas familias estén orgullosas si sus hijos quieren optar por una profesión tan importante para el futuro de nuestra sociedad.
Los alumnos a quienes los profesores otorgan altas expectativas obtienen mejores resultados. El docente que considera que un determinado tipo de estudiante no tiene posibilidades y no actúa para que alcance el máximo de sus capacidades, dará como resultado un alumno derrotado, que pasará a engrosar las altas cifras de abandono escolar prematuro que predominan en nuestro país.
“Es letal para el sistema educativo que las familias inciten a dejar la escuela”
Es letal para el sistema educativo que las familias inciten a dejar la escuela a los hijos que tienen algún problema en ella. En el hogar deben tenerse altas expectativas, hacer todo lo posible para que continúen con sus estudios en cualquiera de los itinerarios, bachillerato o formación profesional, y que tengan un vínculo formativo hasta, al menos, los 18 años.
Los resultados que hemos obtenido en las evaluaciones parciales en PISA 2003 y 2006 marcan una tendencia a la baja en esta competencia, de modo que no sería extraño que en la comparativa 2000-2009 se note un cierto empeoramiento, pero no sólo en España, sino también en otros países.
La promoción de la lectura no es sólo un asunto de la política escolar, tiene mucho que ver con la labor a su favor de los medios de comunicación y otros sectores y, por supuesto, con el entorno familiar. Es más fácil que un alumno obtenga mejores resultados en cualquier materia si cuenta con un contexto cultural rico en el hogar y la motivación de sus padres para la lectura.
“No tenemos que intentar imitar un sistema educativo diferente”
No tenemos que intentar imitar un sistema educativo diferente, cada uno tiene sentido en el país donde está. Podemos aprender algunas cosas que nos enseñan los estudios comparativos. El factor clave que explica los buenos resultados de los países punteros es el valor que le otorgan a la formación como una apuesta de futuro. Lo más destacable de los estados que funcionan mejor es que en ellos la educación es un importante valor social, se respeta y se valora al profesorado, se invierte lo suficiente en materia educativa y se procura dar nuevas oportunidades a los alumnos con dificultades.