En Finlandia el 97% de las escuelas son públicas y la enseñanza obligatoria se inicia a los 7 años. La primera etapa, hasta los 12 años, se desarrolla en colegios pequeños y de ambiente familiar. Aquí comienza a gestarse el «milagro» educativo finlandés, una fórmula que tratan de descubrir muchos países y que ha colocado al país de los pantanos en los primeros puestos en la prueba de PISA en materias como Lengua, Matemáticas y Ciencias, realizada a adolescentes de 15 años.
En este país normalmente no hay suspensos y que se repita curso es muy raro. Hay alumnos que empiezan a las ocho de la mañana para dar clases de refuerzo. Recibir ayuda escolar es algo habitual. Este es uno de los secretos de los resultados que se obtienen en el informe PISA. En Finlandia, el 94% de los estudiantes finaliza con éxito la etapa obligatoria -en España apenas llega al 70%-, y el otro 6% acaba por reincorporarse al sistema educativo años más tarde a través de la Formación Profesional.
Otro de los secretos es que los profesores son brillantes. Cursan una carrera universitaria y ciclos de pedagogía. Para obtener el título deben enfrentarse a un tribunal de expertos y otro de niños, con el fin de demostrar que saben explicar. Es una profesión con un gran prestigio social. Está reservada para los mejores estudiantes. Apenas un 15% de los aspirantes logra plaza para entrar en las facultades.
Las escuelas son públicas y el sistema escolariza a los niños, antes o después, según sus capacidades y madurez
Los colegios tienen gran autonomía para elaborar sus programas. El Gobierno gasta entre 5.000 y 8.000 euros por alumno y curso según las etapas. El material escolar es gratuito durante la etapa obligatoria. Los libros se heredan de curso en curso hasta que se estropean.
El Bachillerato, en tres años
Todas las universidades tienen «numerus clausus», hay muchos más aspirantes que plazas. El Bachillerato en Finlandia es a la carta. El programa de estudios de esta etapa anterior a la Universidad está previsto para tres años pero, por la flexibilidad del sistema, los alumnos pueden completarlo en un período de dos a cuatro años. La enseñanza está organizada por créditos, como en los modernos estudios universitarios adaptados al proceso de Bolonia. El adolescente decide el número de asignaturas en las que se matricula en cada año académico. La inmensa mayoría de los jóvenes tarda tres años.
El Bachillerato está previsto para tres años pero, por la flexibilidad del sistema, los alumnos pueden completarlo en un período de dos a cuatro años
Al acabar el Bachillerato, los jóvenes finlandeses se enfrentan con el primer examen externo a su centro. Es una prueba nacional que se convoca el mismo día y a la misma hora en todos los institutos del país. Además de estos exámenes comunes para todos los estudiantes, hay universidades que establecen sus propias pruebas de acceso. No es de extrañar. Todas las áreas de estudio tienen el ingreso restringido, ‘numerus clausus’, puesto que la cifra de candidatos sobrepasa, con creces, la cantidad de plazas disponibles.
En España el Bachillerato está programado para realizarlo en dos años académicos. Si se suspenden más de tres materias hay que repetir el curso completo. El sistema español, sin embargo, se quiere acercar a ese modelo finlandés más universitario. La LOE establece que si a un alumno le quedan tres asignaturas no tiene que volver a examinarse de ellas y, aunque no puede pasar de curso, tiene la posibilidad de matricularse en algunas materias de segundo.
La estabilidad es otra de las claves del sistema finés: cuando cambia el Gobierno no se modifican las líneas educativas. En Finlandia hay acuerdo entre todos los partidos políticos sobre el tipo de enseñanza que se quiere implantar.
–Existe un pacto político a favor de la enseñanza: cuando cambia el Gobierno, no se modifican las líneas educativas. Consenso político y descentralización han dibujado el sistema:
oEl Ministerio de Educación no se interpone en la forma que los ayuntamientos hacen sus políticas educativas.
oLas escuelas se financian con las partidas que les dedica el Gobierno y los impuestos que recaudan los municipios.
–El recorrido académico es muy flexible. La enseñanza obligatoria tiene nueve cursos -de los 7 a los 16 años- y uno extra, el décimo. Este año académico adicional pueden completarlo los estudiantes que quieran mejorar sus notas, o aquellos que desean reforzar su preparación antes de acceder al Bachillerato o a la FP.
–Los pequeños finlandeses están en las guarderías hasta los 6 años y comienzan el colegio a los 7, pero algunos inician antes o después su vida académica. El sistema escolariza a los niños a diferentes edades según sus capacidades y madurez.
–Educación apostó por elevar la formación del profesorado, reforzar la enseñanza de Lengua en los primeros años y dedicar la mayor inversión en Secundaria a apoyar a alumnos con dificultades para poder exigir un nivel alto a toda la clase. La inversión más fuerte se efectuó en la etapa de 12 a 16 años, donde surgen las mayores diferencias entre los alumnos. Ello permitió contar con clases más reducidas y dar refuerzo escolar a los que tienen problemas de aprendizaje para que no pierdan el ritmo del resto.