El astrofísico Guillermo Bernabeu se encuentra en un observatorio privilegiado para vislumbrar la expansión del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) desde su posición en la junta directiva del Grupo de Seguimiento del Proceso de Bolonia (Bologna Follow Up Group). Un grupo que se encarga de supervisar, entre cumbre y cumbre, los progresos de los distintos países en la construcción del espacio único y de promover la participación de todas las instituciones implicadas. Doctor en Ciencias Físicas y Profesor del Departamento de Física, Ingeniería de Sistemas y Teoría de la Señal de la Universidad de Alicante, Bernabeu ha participado desde el inicio, primero desde su universidad y después como Asesor de la Dirección General de Universidades del Ministerio de Educación y Ciencia, en el proceso de convergencia europea en materia educativa. La aprobación el 26 de octubre del 2007 del Real Decreto de Ordenación de Enseñanzas Universitarias marca la cuenta atrás para la adaptación de las Universidades Españolas al Proceso de Bolonia que debe estar culminado en 2010.
No nos gusta hablar de rankings. Es un proceso complejo en el que los países europeos nos tenemos que poner de acuerdo en establecer un modelo, pero con absoluto respeto a la diversidad. Cada país tiene su cultura y sus tradiciones y debe ir a su propio ritmo. En un proceso de esta relevancia no hay que correr.
Efectivamente, y España está demorada en algunos aspectos, en la implantación de los niveles de grado, por ejemplo, que aún no hemos acometido. Sin embargo, esta circunstancia, en cierto modo, es positiva ya que nos ha servido para observar lo que ha ocurrido en otros países y aprender de los errores que en algunos casos han cometido.
En los paises donde se ha optado por un grado de tres años, los estudiantes se han visto obligados a realizar un máster
Fundamentalmente tienen que ver con la duración del grado. En algunos países donde se ha optado por un grado de tres años, la mayoría de los estudiantes se han visto obligados a realizar un máster posterior, porque el grado por sí mismo no tenía la suficiente relevancia social y para el empleo. Al final, el modelo de las universidades de estos países se ha convertido en un 3 más 2.
Así es. Pero hay un problema que en España hay que abordar seriamente y la sociedad debe conocer, y es que un grupo muy importante de estas titulaciones de tres años tienen una duración media de terminación de cinco, seis e incluso siete años. Esto demuestra que algo está fallando en el diseño de estas titulaciones.
Hay que tener en cuenta que en algunos casos la formación de estas titulaciones de tres años es escasa, por tanto al incorporar un año más, las universidades van a tener la oportunidad de incluir en el diseño de los títulos actividades relevantes de las que ahora carecen, como prácticas en empresas o idiomas, que es un aspecto fundamental para la movilidad. En este sentido la propuesta de cuatro años es un acierto.
La movilidad será más posible puesto que las titulaciones van a ser más comparables
Hasta ahora la mayor dificultad con la que se encontraban los estudiantes europeos para la movilidad era el entendimiento de cada sistema educativo. Ahora esto no será un problema, ya estamos de acuerdo en los aspectos fundamentales: que hay tres niveles y que el aprendizaje se mide en créditos europeos (ECTS).La movilidad será más posible puesto que las titulaciones van a ser más comparables.
El referente será el Marco Europeo de Cualificaciones, que proporcionará un lenguaje común para describir y comparar las cualificaciones de los distintos sistemas de formación y educación de la Unión Europea. Se compondrá de ocho niveles que definen los conocimientos, las destrezas y las competencias de un estudiante. En el caso de los universitarios, el nivel ocho se correspondería con el doctorado, el siete con el de máster, el seis con el de graduado y el cinco con el grado de tres años de otros países. Cada cualificación estará referenciada en el nivel que le corresponda a través de un Sistema Nacional de Cualificación, en el que estamos trabajando todavía muchos países para alinearlo con los niveles previstos en el Marco Europeo.
El estudiante se va a convertir en el centro de la vida universitaria. Hasta ahora la universidad en España ha incidido mucho en los contenidos y no en lo que el estudiante realmente necesita para poder desarrollar sus capacidades. Por eso, el foco de atención se va desplazar de la enseñanza del profesor y se va a dirigir a lo más importante: lo que aprende el estudiante.
Las enseñanzas se organizarán en función de las competencias que el estudiante deba adquirir
El cambio que propone el Proceso de Bolonia no sólo es de estructura, sino que incluye un importante cambio metodológico. La complementación de aprendizajes teóricos y prácticos, el trabajo en grupo, la tutorización obligatoria o la evaluación continua son algunos de los cambios que experimentarán los estudiantes en su proceso de aprendizaje.
La preparación del profesorado para el Espacio Europeo de Educación Superior no consistirá en establecer unos cursos formales. Se les ofrecerá la posibilidad de participar en una experiencia educativa en la que se van a formar a su ritmo, según sus necesidades y sobre todo desde la propia práctica docente, ya que van a tener muchas más alternativas de actuación que la propia enseñanza en el aula.
No existen recetas mágicas. Las titulaciones no tendrán que ser las mismas en todas las universidades. En el diseño de los títulos cada Universidad debe ofrecer lo mejor de sí mismas, valorar cuáles son sus fortalezas en cada área y establecer así un perfil particular para cada titulación. Además, es importantísimo que para abordar el diseño de una titulación las universidades consulten a todos los agentes internos y externos que tengan algo que decir: estudiantes, profesores, empresas, y con la base de toda esta información establezcan su propuesta de cuatro años.
Jamás se ha dado tanta información a los estudiantes sobre lo que se pretende con cada título
La universidad se compromete con el estudiante a prepararlo para lo que ha dicho y además tendrá que rendir cuentas. El proyecto de titulación, que tendrán que remitir al Consejo de Universidades para su verificación, constituye un compromiso sobre las características del título y las condiciones en que se van a desarrollar las enseñanzas. Jamás se ha dado tanta información a los estudiantes sobre lo que se pretende con cada título.
Esto será difícil que ocurra. Es cierto que las titulaciones se someterán a una evaluación seis años después de iniciadas, y si no la superan tendrán que desaparecer, por supuesto sin que ningún estudiante vea lesionados sus derechos. Pero hay que tener en cuenta que los sistemas de seguimiento de garantía de calidad de las titulaciones que se van a implantar probablemente harán saltar las alarmas antes de llegar a la evaluación y se tomarán las medidas necesarias para corregirlas.
El máster se caracterizará por su flexibilidad. Las universidades podrán darle una orientación profesional, de especialización o dirigirlo a la investigación.
Las universidades podrán establecer sus propios criterios de admisión al máster
Una cosa es el acceso al máster y otra cosa son los criterios de admisión que establezca cada universidad, que pueden tener que ver con las calificaciones o con la formación, ya que algunos máster requerirán una formación previa que las universidades pueden exigir a los estudiantes. Por otra parte, los másteres que capaciten para el ejercicio de una profesión tendrán que cumplir unos requisitos y unas directrices diferentes, al igual que aquellas titulaciones que estén reguladas por una Directiva Europea o una Ley de Cortes.
Las titulaciones del Espacio Europeo de Educación Superior gozarán de mayor prestigio en otros países, ya que tendrán la garantía de que los títulos han superado un proceso de verificación y acreditación por medio de una agencia de calidad, que a su vez está reconocida en toda Europa. Esto facilitará en gran medida la movilidad tanto de los estudiantes como de los profesionales fuera de Europa.