La diversidad taxonómica de los primeros ancestros humanos se acentúa aún más tras el descubrimiento en Etiopía de seis dientes fosilizados de gran antigüedad. En un estudio publicado hoy en «Science», tres destacados conocedores de las primeras fases de la evolución humana aseguran que esa dentición corresponde a una nueva especie de homínidos llamada Ardipithecus kadabba, que vivió hace 5,8 millones de años y fue uno de los más antiguos ancestros humanos.
Hasta ahora, el Ardipithecus kadabba había sido catalogado como una subespecie del Ardipithecus ramidus, homínido de hace 4,4 millones de años cuyos restos fueron hallados en 1994 en el valle etíope del río Awash por Tim White, Gen Suwa y Yohannes Haile-Sellassie, de las universidades de California (EE.UU.), Tokio (Japón) y Museo de Historia Natural de Cleveland (EE.UU.), respectivamente.
Sin embargo, a la luz de estos seis dientes posteriormente encontrados de Ardipithecus kadabba, este trío de científicos sostiene ahora que es una especie diferenciada y más primitiva, con seguridad un eslabón en la transición de los chimpancés al Ardipithecus ramidus, las posteriores especies de Australopithecus y las primeras especies de nuestro genero Homo.
Rasgos muy primitivos
White, Suwa y Haile-Sellassie hallaron los seis dientes en noviembre de 2002 en la región de Awash. En esas piezas dentales se aprecian rasgos muy primitivos que probablemente existieron en el último ancestro común de los primates y los humanos. La característica más acusada es la disposición de sus grandes y afilados dientes caninos sobre los premolares inferiores, un rasgo que se detecta en la dentición de los primates, pero no en homínidos.
Por ese motivo, estos tres científicos precisan que los rasgos morfológicos de los dientes de las especies de homínidos más antiguas podrían ser un mejor criterio de clasificación que otros atributos más complejos y difíciles de analizar por falta de fósiles adecuados, como el bipedalismo. En este sentido, precisan que las especies A. kadabba, A. ramidus y otras de este mismo periodo podrían pertenecer a un único género. A juicio del antropólogo David R. Begun, de la Universidad de Toronto (Canadá), esa posibilidad es sugerente pero difícilmente contrastable porque entre los fósiles preservados de esas especies africanas hay pocas piezas comunes.
Los primeros restos de la especie A. kadabba se hallaron entre 1997 y 2001. Son una mandíbula con dientes, así como varios huesos de manos, pies y brazos, que pertenecieron a cinco individuos. Diversos indicios apuntan a que estos homínidos tenían la misma altura que un chimpancé y vivían en los bosques húmedos del cuerno de África, donde hace cinco millones de años había grandes reservas forestales y de agua. El clima es hoy completamente distinto en esa región etíope, ahora semidesértica y deshabitada. Pero entonces se encontraba a mayor altitud sobre el nivel del mar, una circunstancia que resultó drásticamente modificada por una cadena de erupciones volcánicas y terremotos.
En el mismo yacimiento donde se recuperaron los seis dientes de esta especie también se han encontrado 2.000 fósiles de animales que corresponden a 60 mamíferos diferentes, como elefantes primitivos, caballos, rinocerontes, ratas y monos. Para fijar la antigüedad de todos esos fósiles, los científicos midieron la cantidad de gas argón contenido en las rocas volcánicas situadas justo encima de los sedimentos donde se hallaron los restos, un sistema de datación considerado muy fiable.