Científicos israelíes han descubierto un nuevo principio que permitirá borrar de la memoria recuerdos traumáticos o desagradables de forma intencionada. En investigaciones con ratas y peces, el profesor Yadin Dubai, del Instituto Weizmann, en la localidad de Rehovot, ha descubierto un mecanismo que permitirá desarrollar en el futuro nuevos métodos para eliminar recuerdos desagradables y tratar, de esta manera, algunos tipos de traumas psicológicos.
Cada recuerdo que adquiere cada persona es sometido inmediatamente después de su formación a un proceso de maduración (llamado consolidación). En este proceso, el recuerdo se vuelve impermeable a alteraciones exteriores o de algunas drogas.
Hasta ahora se creía que para cada ítem separado de la memoria, el proceso de consolidación ocurría solamente una vez, tras lo cual había un pequeño periodo de una o dos horas durante en el que se podía borrar el recuerdo. Sin embargo, en recientes estudios se ha demostrado que después de que un recuerdo es evocado existe otro periodo breve de tiempo en el que se puede eliminar.
Pero el equipo de Dubai ha identificado un nuevo principio que regula la actividad de los sistemas de memoria del cerebro y arroja luz sobre cómo los recuerdos son evocados y permanecen en la memoria, y que podría explicar las discrepancias en experimentos anteriores. Este principio describe las condiciones en las que el recuerdo evocado se vuelve nuevamente sensible a la actividad de los «eliminadores de recuerdos».
Para entender la forma en que funciona hay que pensar en los bits de información almacenados en los recuerdos, cada uno de ellos con muchas asociaciones, algunas de las cuales están en conflicto con otras. Por ejemplo, un cierto alimento puede despertar recuerdos de sabor deliciosos o desagradables, una persona puede ser recordada en contextos gratos o ingratos, y así sucesivamente.
Cuando, posteriormente, se prueba el alimento o se ve a la persona, todos los recuerdos asociados son evocados, pero solamente uno de esos recuerdos determinará la reacción (es decir, se volverá dominante).
El equipo del profesor Dudai descubrió que solamente el recuerdo dominante es sensible a una modificación y es el que debe consolidarse una vez más antes de ser reinstalado en la memoria a largo plazo.
En el estudio con ratas y peces pudo comprobarse que el recuerdo dominante era el único que podía ser borrado.