En la atmósfera existen flujos de óxidos de nitrógeno que destruyen el ozono y se suman a las emisiones de la superficie terrestre. Este hallazgo resulta crucial para determinar si es posible la recuperación de este gas o si el «agujero» de la Antártida se reproducirá en el Ártico, indicaron científicos europeos, entre ellos miembros del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA).
Aunque estas emisiones resultan naturales, su expulsión a la atmósfera ha aumentado en la era industrial en un 15%, debido al uso de fertilizantes, el incremento de residuos de origen humano y animal, así como por la combustión de automóviles.
Independientemente de su procedencia, ya sea de la superficie o de las capas altas de la atmósfera, los óxidos de nitrógeno separan la molécula de ozono destruyéndola. A pesar de su importante papel, los modelos científicos no tenían en cuenta, hasta ahora, la masa de óxido de nitrógeno existente en la propia estratosfera. Este «olvido» provocaba, según los responsables de la investigación, que la predicción de ozono siempre fuera mayor que la cantidad real de este gas que existía en la atmósfera.
El hecho de omitir esta variable en los estudios anteriores se debe, sobre todo, a la imposibilidad de medir estos gases nitrogenados en capas tan alejadas de la superficie terrestre.