Horario sólo de mañana o de mañana y tarde. Ésta es la principal diferencia entre la jornada escolar continua y la partida. Mientras que varios sectores defienden el horario continuado por los beneficios pedagógicos que repercuten en los alumnos (tres de cada cuatro profesores afirman que con la jornada continua el rendimiento del estudiante es mayor), la adopción de este tipo de horario resulta en muchos casos incompatible con la actividad laboral de los progenitores. Por otro lado, se ha constatado entre un 10% y un 20% más de fracaso escolar en los centros con jornada continuada.
La diferencia entre comunidades autónomas en cuanto al número de días lectivos al año establecidos para los niños y niñas españoles en edad de escolarización es mínima, en general entre 175 y 167 días de media, tal como refleja el último informe sobre el calendario escolar elaborado por la Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA). Asimismo, también son similares el número de horas totales que los alumnos atienden a clase, entre 793 y 979 horas al año, dependiendo del nivel educativo. Mismos días y mismas horas, pero diferentes horarios. La disparidad más importante entre los centros escolares públicos de las distintas comunidades autónomas en nuestro país se evidencia en el modelo de jornada escolar adoptado por cada autonomía: continua o partida.
La adopción de uno de estos dos tipos de jornadas afecta sobre todo a los niveles de Infantil y Primaria, ya que tanto en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) como en Bachillerato, el modelo de jornada continua está prácticamente generalizado, excepto en el País Vasco, donde en ESO el 95% de los centros mantiene la jornada partida, y en Cataluña, donde en este nivel educativo impera en el cien por cien de los centros la jornada mixta (dos tardes lectivas a la semana).
En Infantil y Primaria la situación es bien distinta. Mientras que en Canarias, Castilla la Mancha, Andalucía, Extremadura, Asturias, Baleares y Murcia los diferentes gobiernos autonómicos han implantado en la última década el modelo de jornada continua en la gran mayoría de los centros públicos (entre el 80% y el cien por cien), en el resto de comunidades, Aragón, Cataluña, Valencia, Cantabria, País Vasco, Madrid, Navarra y La Rioja, se ha mantenido la jornada escolar partida. En Galicia y Castilla León no se ha llegado aún a una generalización de ninguno de los modelos; en la comunidad gallega un 65% de los centros mantiene la jornada partida y un 35% la continua y en Castilla León un 60% la continua y un 40% la partida.
La implantación de un modelo u otro viene generando importantes discrepancias entre distintos sectores
La única diferencia entre estos dos modelos es que el horario de la jornada partida incluye horas lectivas por la mañana y por la tarde, mientras que el de la jornada continua concentra todas las horas en el periodo matutino. Sin embargo, la implantación de un modelo u otro viene generando importantes discrepancias entre los diversos actores que participan en el sistema educativo. ¿Es mejor una jornada que otra?
La jornada continua
Aunque la jornada partida ha sido siempre la tradicional en los centros de Educación Infantil y Primaria en España, en los últimos años ocho comunidades autónomas han cambiado al modelo de jornada continua en sus colegios. Antes que nada hay que tener en cuenta que hay que diferencias entre jornada escolar y horario de apertura del centro, es decir, que las clases se impartan tan sólo en horario de mañana no significa obligatoriamente que el centro cierre sus puertas por la tarde. De hecho, en muchas de estas comunidades la implantación de la jornada continua ha ido acompañada del establecimiento de un plan de apertura de centros en el que se incluyen actividades extraescolares para realizar en el horario vespertino, servicio de comedor escolar o aula matinal.
Una de las ventajas que se atribuyen al modelo de jornada continua es que posibilita el uso del horario de tarde para realizar actividades extraescolares
Desde el punto de vista pedagógico, los defensores de este tipo de jornada argumentan que el horario matinal es más provechoso para los alumnos, ya que su rendimiento desciende significativamente por las tardes, porque en las horas de la mañana es cuando hay mayor capacidad de atención y rendimiento en el trabajo intelectual; asimismo, aducen que el cansancio del estudiante al finalizar la jornada es menor con el horario continuado. Por otra parte, otra de las ventajas que se le atribuyen al modelo de jornada continua es que posibilita el uso del horario de tarde para realizar las actividades extraescolares, así como que el profesorado puede disponer de este modo de mayor tiempo para la formación permanente y para la atención tutorial de las familias.
La jornada partida
A pesar de que muchos sectores, entre ellos el docente, son partidarios de la jornada continua, la jornada partida encuentra sus mayores defensores en las familias. Una de las razones principales de esta defensa es la problemática que implica el adaptar el horario escolar continuo con la jornada laboral de los padres, que en el caso de que ambos cónyuges trabajen provoca muchas incompatibilidades. En este sentido, la no disponibilidad del horario de tarde puede implicar un gasto extra para las familias al tener que incorporar actividades extraescolares obligatoriamente en el horario vespertino de los hijos.
En contra de los argumentos pedagógicos a favor de la jornada continua, Rafael Feito, profesor titular de sociología de la educación de la Universidad Complutense de Madrid, remite en su informe «Tiempos Escolares», publicado en «Cuadernos de Pedagogía», a un estudio realizado en Galicia por José Antonio Caride, profesor del Departamento de Teoría de la Educación de la Universidad de Santiago. Según este estudio, a pesar de que las tres cuartas partes del profesorado afirma que con la jornada continua el rendimiento del alumno es mayor, existe entre un 10% y un 20% más de fracaso escolar en los centros con este tipo de jornada; asimismo, este informe detectó una mayor fatiga de los alumnos en la jornada continua que en la partida. Por otra parte, a favor de la jornada partida, sus defensores afirman que el horario continuado disminuye la concentración y aumenta el agotamiento de los alumnos.