La confirmación de la existencia de agua en Marte, principal descubrimiento científico del año, según «Science»

El hallazgo del "Homo floresiensis" y el prometedor ensayo de una vacuna contra la malaria son otros acontecimientos destacados
Por EROSKI Consumer 17 de diciembre de 2004

Como es habitual en estas fechas, la prestigiosa revista «Science» publica los diez principales descubrimientos científicos del año. A excepción del primero, los restantes elegidos por los editores de la publicación no siguen un orden de relevancia.

Este año se lleva la palma la confirmación por parte de los robots de la NASA «Spirit» y «Opportunity» y de la sonda europea «Mars Express», de que en un tiempo muy lejano hubo agua en Marte. Este hallazgo hace factible la posibilidad de que existiera vida, e incluso aún pueda haberla, en el planeta rojo.

El segundo hito científico de este año es el descubrimiento en una cueva de una remota isla de Indonesia de fósiles de una especie de humanos diminutos: el «Homo floresiensis». Los descubridores de esta especie de un metro de altura y cerebro del tamaño de un pomelo creen que evolucionó de una población de «Homo erectus», que quedó aislada en la isla de Flores y allí evolucionó hacia el enanismo.

Clonación, superátomos y ADN

La aplicación de técnicas de clonación en células de voluntarias adultas es el tercer hito para «Science». De esta forma, un grupo de médicos surcoreanos creó embriones de los que extrajeron, a los pocos días de desarrollo, células madre con capacidad para diferenciarse en las propias de casi todos los tejidos adultos. Es la demostración científica de que la clonación terapéutica es posible. Sin embargo, la futura viabilidad clínica de esta estrategia es más que incierta.

El cuarto: científicos austriacos y estadounidenses consiguieron que un conjunto de partículas denominadas fermiones adoptaran un estado cuántico único, actuando como una especie de superátomo. Según «Science», este es otro avance que ayudará a entender cómo se comportan los electrones en los materiales complejos, un paso necesario para poder explotar fenómenos relevantes, como la superconductividad.

Algunos grupos de investigación han demostrado que ciertos fragmentos pequeños de ADN sin misión aparente juegan un papel fundamental para controlar la activación de genes, en el lugar y el momento correcto. Varios estudios publicados en 2004 asociaron esa clase de secuencias cortas de ADN con la aparición de cambios genéticos que desembocan en la aparición de nuevas especies, otro gran avance para «Science».

Estrellas y especies en peligro

El descubrimiento del primer sistema binario formado por dos pulsar, estrellas de neutrones que giran como faros a una velocidad vertiginosa, lanzando chorros de radiación en lugar de haces de luz, es el sexto hito científico del año. Los investigadores creen que el movimiento de ambas estrellas acabará desencadenando una fatal colisión dentro de 85 millones de años.

En 2004, los científicos han documentado además la grave pérdida de especies de plantas, anfibios, mariposas y aves. Quinientos herpetólogos completaron el primer análisis global del estado de los anfibios y llegaron a la conclusión de que el 30% de las 5.700 especies conocidas está en riesgo de extinción.

Moléculas de agua y malaria

Investigadores de Alemania, Suecia, EE.UU. y Holanda, por su parte, pusieron en duda la creencia de que sutiles diferencias de carga eléctrica entre los átomos de oxígeno e hidrógeno hacen que cada molécula de agua esté ligada a otras cuatro. Mediante análisis con rayos X, estos expertos concluyeron que cada molécula de agua se asocia sólo a las dos más próximas. Otras investigaciones desvelaron también cómo los electrones y protones se disuelven en el agua y cómo ésta se adhiere a las superficies sólidas.

Finalmente, «Science» destaca el prometedor ensayo de una vacuna contra la malaria dirigido en Mozambique por Pedro Alonso, del Hospital Clínico de Barcelona; y el desarrollo de un nuevo sistema que permite descubrir formas de vida inapreciables: a partir del análisis de 1.500 litros de agua del mar de los Sargazo, un grupo de investigadores descubrió un millón de genes.

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