La dislexia es la incapacidad para leer causada por la dificultad de aprender los símbolos escritos. Se trata de un trastorno que afecta mayoritariamente a los varones -aunque varios estudios concluyen que la alteración es equiparable en ambos sexos- y cuya incidencia es difícil de determinar, si bien las investigaciones señalan que de cada clase de 25 alumnos al menos uno presenta este problema.
Aunque en España no existen datos poblacionales sobre la incidencia de esta alteración neuropsicológica, en los países anglosajones, en los que la dislexia es mucho más frecuente, oscila entre un 10% y un 17%.
Los especialistas dicen que es muy importante diagnosticar la dislexia lo antes posible para evitar sufrimiento y frustraciones. La detección precoz permite, además, poner en marcha un tratamiento efectivo. Según la vicepresidenta y portavoz de la Asociación de Euskadi de Dislexia, Jule Abad Aspiazu, este trastorno «interfiere en el aprendizaje de la lectura y la escritura, mientras que el resto de las habilidades no quedan afectadas; por eso, detectarla a edades tempranas permite un pronóstico muy positivo».
El diagnóstico no siempre es fácil. Entre las señales que advierten de su presencia destacan problemas de pronunciación, dificultad para abrocharse botones o calzarse los zapatos, para entender órdenes sencillas, para memorizar los días de la semana, el alfabeto o rimas infantiles.
Método tradicional
En el V Congreso Vasco de Dislexia, celebrado a principios de julio en Bilbao, se puso de manifiesto que el método más adecuado para enseñar a leer y a escribir a los niños pequeños con dislexia es el analítico, es decir, el tradicional, frente a otras opciones de enseñanza. Según Jule Abad, sólo hay un tratamiento, que es la reeducación, es decir, volver a aprender desde el nivel del éxito del niño, «trabajando la ruta fonológica, que en la mayor parte de los casos está bastante afectada».
Hay que trabajar la exactitud, la velocidad lectora y la comprensión como si fuera un juego, utilizando metodologías y materiales adecuados a la edad y el interés del niño. Mediante este procedimiento, los menores disléxicos pueden llegar a leer y escribir correctamente.