La Ley de Investigación Biomédica será la encargada de regular la clonación terapéutica en nuestro país. Para la ministra de Sanidad, Elena Salgado, el proyecto de los científicos Juan Carlos Izpisúa y Kenneth R. Chien de conseguir células cardiacas a partir células madre embrionarias es una línea de trabajo «muy interesante» y «prometedora», pero al requerir técnicas de clonación terapéutica, habrá de aguardar a que el Parlamento promulgue la ley que autorice tal posibilidad. Salgado estima que será necesario que transcurra un año antes de poseer todos los informes técnicos imprescindibles para tomar una decisión.
Tras firmar un convenio con el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, para fomentar la investigación en medicina regenerativa, Salgado aseguró que dentro de un año espera contar con todos los informes jurídicos y de expertos en bioética para saber el alcance de la ley y las «garantías, condiciones, limitaciones y obligaciones» que han de imponerse.
Por el momento, Sanidad sólo dispone de un dictamen de una sociedad científica. «Sólo cuando tengamos la respuesta a todas esas preguntas será el momento en el que plasmemos por escrito los que podrían ser los criterios que deben regir esa investigación en biomedicina», adujo. Un primer informe de científicos que trabajan con células madre aboga por un marco de investigación «lo más abierto posible».
Salgado aseveró que, con todo, ahora es posible desarrollar bastantes facetas de la investigación con células madre que no requieren clonación terapéutica. De hecho, el proyecto de Izpisúa y Chien tiene que superar otras etapas previas que no precisan de transferencia nuclear.
El profesor Izpisúa ha reconocido efectivamente que el proyecto del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona «necesita» utilizar técnicas de clonación terapéutica. No obstante, como dijo la ministra Salgado, su investigación puede arrancar sin esperar a su aprobación. El plan que se ha presentado al Ministerio de Sanidad tiene varias fases de desarrollo y su objetivo es regenerar corazones dañados.
En esta iniciativa colaborarán el Hospital General de Massachusetts, el Instituto de Células Madre de la Universidad de Harvard y el Instituto Salk, donde trabaja el científico español. La colaboración entre los centros norteamericanos y el de Barcelona permitirá al equipo de Izpisúa compartir medios y conocimientos con Chien, quien acaba de aislar un tipo de células en el corazón que podrían generar músculo cardiaco perfectamente funcional. Esas células, denominadas cardioblastos, se han aislado en corazones de ratón y en niños recién nacidos, pero no en adultos.
Ensayo clínico
Uno de los primeros pasos del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona será poner en marcha un ensayo clínico con los centros estadounidenses y algunos hospitales españoles que promoverá la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). La idea es obtener tejidos cardiacos de enfermos españoles que por necesidad tengan que someterse a una cirugía para corregir enfermedades congénitas del corazón. Esas muestras se procesarían en el centro catalán y desde allí se trasladarían al Hospital de Massachussetts o a Harvard. En EE.UU. se haría el aislamiento de los cardioblastos en los tejidos.
Una vez aisladas y procesadas, las células cardiacas volverían a Barcelona, donde quedarían almacenadas en un banco celular para su uso en posteriores tratamientos. En principio, sólo podrían utilizar esas células las mismas personas que donaron muestras de su corazón, porque no tendrían problemas de rechazo.
La parte polémica del proyecto pasa por la clonación terapéutica o la creación de un embrión genéticamente igual que un paciente. Ese embrión nunca se implantaría en una mujer y se destruiría para obtener células cardiacas que pudieran utilizarse en pacientes con graves infartos.
También ha levantado recelo la creación de embriones con material celular de animal y humano, lo que se conoce como quimera. La intención es conocer el mecanismo por el que una célula embrionaria puede convertirse en cualquier tejido.