Una misión de la NASA a largo plazo podría tener como objetivo colocar un radiotransmisor en un asteroide que tiene posibilidades de impactar contra la Tierra. Aunque los expertos creen que la probabilidad de un choque con el asteroide llamado Apophis, de trescientos metros de diámetro, es sólo de una entre 5.500, pronostican que un hipotético impacto originaría una catástrofe mayor que el tsunami que hace ahora un año asoló el sureste asiático.
La decisión para llevar a cabo esta misión no se tomará por parte de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de EE.UU. (NASA) hasta 2013, año en que se podrán hacer observaciones más precisas sobre el recorrido astral de Apophis. Si las observaciones confirmaran la posibilidad del impacto, la misión podría estar lista en diez años, para posteriormente intentar desviar el asteroide en caso necesario.
De producirse el choque entre Apophis y la Tierra, éste tendría lugar en el año 2036, si bien en 2029 su órbita ya habría pasado a sólo 32.000 kilómetros de nuestro planeta. Esa distancia es el punto de máxima aproximación a la Tierra de un objeto de su talla.
El ex astronauta Rusty Schweikart, antiguo miembro de la misión «Apolo» y actual presidente de la Fundación B612, aseguró que «lo más probable es que no suponga una amenaza, pero de lo que se trata es de tomar medidas por si surge». Si se confirmara la necesidad de desviar el Apophis, los astronautas en activo Edward T.Lu y Stanley G.Love han advertido de que debería hacerse antes de 2029, ya que más tarde resultaría técnicamente imposible.
Lu y Love proponen en el último número de la revista «Nature» alterar la órbita de Apophis «remolcando» el cuerpo astral, una fórmula inédita. La propuesta se basa en enviar una nave que se acercaría lo suficiente a Apophis para atraerlo con un «tractor gravitatorio», a fin de sacar poco a poco de su órbita al asteroide.
Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene su propio plan para modificar la trayectoria de ese asteroide. La ESA ha elegido a Apophis, junto a otro asteroide, para una misión de desviación de trayectorias orbitales que ha sido bautizado con el nombre de «Don Quijote». El plan consiste en que la nave «Hidalgo» colisione con el asteroide seleccionado, con el propósito de alterar su orbita.