La sonda «Spirit», de la Agencia Espacial de EE.UU. (NASA), llegó ayer sin novedad a la superficie de Marte, envió su señal a la Tierra y tomó y envió sus primeras fotografías del planeta rojo. Un acontecimiento calificado de histórico por la comunidad científica, que por primera vez puede acometer con garantías, gracias a esta eficaz herramienta, el desafío de comprobar la existencia de agua o vida más allá de la atmósfera terrestre. Las primeras 60 fotos marcianas muestran una planicie con pequeñas formaciones rocosas y detalles del propio ingenio espacial.
La señal del correcto funcionamiento del artefacto fue recibida con gritos de entusiasmo en la sala de control del Jet Propulsion Laboratory de Pasadena (California), en presencia del director de la NASA, Sean O’Keefe, que felicitó a los encargados de la misión. Todo lo contrario de lo ocurrido la pasada Navidad, cuando la Agencia Espacial Europea no pudo contactar con la «Beagle 2».
La sonda tocó la superficie, como estaba previsto, hacia las 5:35 horas de ayer (en España) después de atravesar la atmósfera marciana durante seis minutos. Dos minutos antes de aterrizar, abrió su paracaídas y, veinte segundos más tarde, se liberó de la parte inferior de su protección térmica. En ese momento quedó al descubierto el «Mars Exploration Rover», el robot que se encargará de tomar imágenes y de enviar señales de búsqueda por el planeta.
Pocas horas después del aterrizaje de la «Spirit» en Marte, los científicos recibieron sobre la pantalla del centro de control de Pasadena las primeras imágenes captadas por el robot. El artefacto, situado en el cráter de Gusev, a 15 grados al sur del ecuador marciano, se comportaba como estaba planeado: había desplegado sobre la superficie del planeta sus paneles solares, había puesto en marcha su motor para iniciar la exploración y comenzaba a enviar las fotografías en blanco y negro de excelente precisión.
Las instantáneas del robot, algunas de hasta 360 grados, muestran una parte de su estructura posada sobre una superficie rocosa, ante un gran peñasco. El despliegue de los paneles solares le permitirá recargar las baterías que alimentan su mecanismo y asegurar su supervivencia en el frío de Marte, donde las temperaturas pueden descender hasta los cien bajo cero. Un segundo robot, el «Opportunity», idéntico al «Spirit», se posará el próximo día 25 para realizar una misión parecida a la de su «gemelo», pero en otra parte del planeta.
La sonda «Spirit» viajó en el interior de un cohete crucero del que se separó tras haber recorrido durante siete meses los cerca de 478 millones de kilómetros que separan la Tierra de Marte. Tras la travesía, los ingenieros de la NASA habían concentrado sus temores en que los vientos marcianos fueran demasiado fuertes y en que el robot cayera en un lugar inadecuado. Por este motivo, los seis minutos de caída fueron seguidos con enorme incertidumbre.