Las pequeñas esferas de piedra descubiertas en Marte por el todoterreno de la NASA «Opportunity» a principios de febrero tienen su equivalente en la Tierra. Son las llamadas «canicas moqui», unas bolas de hematita que se encuentran en varios parques nacionales del estado de Utah (EE.UU.) y que se formaron en el subsuelo por precipitación de minerales disueltos en agua.
«Tenemos la receta de las bayas. Antes del aterrizaje del ‘Opportunity’, creíamos que tenía que haber concreciones de hematita en Marte. Nos basábamos en nuestro estudio de las regiones ricas en hematita del sur de Utah, donde en los parques nacionales hay bolas de hematita que se venden desde hace tiempo como una rareza en las tiendas de minerales», comenta Marjorie Chan, geóloga de la Universidad de Utah y directora del equipo que publica hoy el hallazgo en «Nature».
Las «canicas moqui» más pequeñas miden un milímetro de diámetro, pero las hay de varios centímetros. «Los indios hopi cuentan la leyenda de que los ‘moqui’, o espíritus de sus ancestros, jugaban a las canicas con las concreciones de hematita del suroeste americano», explica David Cattling, de la Universidad de Washington. Chan y sus colaboradores -entre quienes figura el geólogo Jens Ormo, del Centro de Astrobiología (CAB) de Madrid- creen que las concreciones de Utah datan de hace unos 25 millones de años.
La hematita gris es un mineral que se da casi siempre en entornos acuosos. Los autores del hallazgo afirman que el mecanismo de formación de las esferas podría haber sido el mismo en Marte y en la Tierra, aunque las bayas sean un poco diferentes según el planeta. Las concreciones del mundo vecino son probablemente de hematita pura, mientras que en las terrestres prima la arenisca.