La universidad debe estar «orientada a la demanda» para lograr que la Educación Superior en España y en la Unión Europea (UE) mejore su contribución al desarrollo económico y social de cada territorio, según reclamó la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Públicas de España. Así lo manifestó el vicepresidente de la institución, Julio Revilla Saavedra, durante su intervención en el encuentro «Universidades 2020» en Salamanca, la última reunión sobre Educación de la Presidencia Española de la UE y un foro de debate sobre el papel de las universidades en el horizonte de 2020.
Con el fin de alcanzar ese objetivo, la conferencia abogó por impulsar un cambio en el modelo organizativo universitario, tanto en la planificación y desarrollo de la docencia como en la gestión. «Los resultados sociales deben convertirse en la base de las actuaciones universitarias», destacaron. La oferta formativa y la actividad investigadora «deben estar marcadas por las necesidades del mercado y de la sociedad para lograr que la universidad cumpla su papel activo como agente dinamizador del progreso económico y del bienestar social», indicaron.
Revilla señaló que las universidades de 2020 podrán mejorar su contribución al desarrollo socioeconómico de sus regiones, para lo que deberán ofrecer «una formación de calidad centrada en la mejora de los recursos y capacidades productivas». Ello implica diseñar, con la participación de los agentes externos, unos estudios orientados hacia la empleabilidad y hacia la capacitación profesional. También conlleva una formación continua adaptada a los constantes cambios económicos y sociales, detalló.
La conferencia destacó que la actividad de I+D+i universitaria debe ir encaminada a «enriquecer la productividad y la competitividad del entorno, así como a profundizar en la transferencia del conocimiento y en la difusión de la innovación». Para lograr este cambio y convertir a la universidad en el «motor de progreso de la sociedad de la próxima década», la Conferencia de Consejos Sociales defendió un cambio del modelo de gobernanza y gestión universitario, donde existen estructuras «poco operativas» y las decisiones «dependen más de las dinámicas internas que de los requerimientos sociales», apuntó.