El número de casos de acoso escolar ha aumentado en los últimos años, según alertaron los psiquiatras reunidos en el XV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal. Este incremento es atribuible al crecimiento de la violencia en la sociedad, ya que los escolares tienden a imitar el comportamiento de los adultos, recordaron los expertos reunidos en Guadalajara.
Según los últimos datos del X Informe Cisneros, cerca de un millón de estudiantes de entre 7 y 16 años -el 23% del total- sufre acoso escolar, cuando la media en otros países occidentales se sitúa entre el 5% y el 10%. Se trata, tal como la calificaron los dos centenares de psiquiatras reunidos en este congreso, de una situación «muy grave».
«Se estima que en España los casos severos de ‘bullying’ o acoso en las aulas oscilan entre el 1,8% y el 2% del total de casos», señaló el profesor José Manuel Romacho, experto en acoso escolar. «El acoso escolar siempre ha existido pero hoy se ha convertido en un tema de amplia repercusión social y gran impacto mediático, lo que ayuda a que profesores y padres presten más atención y a que los casos de mayor gravedad lleguen a la esfera judicial», explicó.
La sociedad actual «es mucho más violenta que hace años y los niños lo aprenden en la calle, el deporte y la familia; por eso, no nos debe extrañar que cada vez más niños con menos edad se conviertan en acosadores con medios muy refinados», añadió el doctor Romacho. «A menor edad, son más frecuentes los ataques físicos, aunque el período de mayor incidencia del acoso escolar se encuentra entre segundo y tercero de ESO», señaló Romacho. No obstante, subrayó que no hay que confundir el acoso escolar con otro tipo de conflictos entre los alumnos.
Las soluciones que los psiquiatras proponen para reducir su número con prevenir estos casos y diagnosticarlos con rapidez. Los padres y profesores pueden detectar a una víctima de acoso escolar cuando el pequeño presente síntomas de ansiedad, exprese su miedo a ir al colegio, tenga pesadillas o dificultad para conciliar el sueño o sufra un cambio brusco en el rendimiento académico, enumeraron. Los expertos destacaron que la ayuda profesional para la víctima resulta en ese momento fundamental, así como prestar un tratamiento especial al maltratador, que suele presentar un perfil psicológico: alumno con mayor desarrollo físico, pésimo rendimiento académico, con muy alta autoestima, con un entorno familiar alterado y que, a menudo, ha sufrido maltrato infantil.